Alan S. Todd

Alan es un chico joven, de dieciséis años, atacado por las hormonas. En pleno proceso de crecimiento, es de estatura normal, e, incluso, puediendo llegar a la media femenina. Se contenta con ello, pues no se considera más varonil por ser más o menos alto. Rubio, cabello lacio, de un dorado pálido que conquista a las chicas. Ojos verdes, llamativos, del color de los bosques paradisiacos del Distrito 7. Facciones poco angulosas, piel suave y mejillas redondeadas de bebé.

Es un chico bastante amistoso, siempre trata de llevarse bien con todo el mundo y sacar una sonrisa a como dé lugar. Le encanta salir con sus amigos a pasar un rato agradable, a donde sea. Es relajado, no suele esforzarse mucho en las cosas que hace pues a veces se replantea qué quiere hacer con su vida. Todo lo que hace lo hace desganado y siempre le quita importancia a todo. Es una persona divertida, que siempre hará todo lo posible para sacarte una sonrisa, eso es algo que tienes asegurado, por muy mal que lo esté pasando, siempre quiere que los demás disfruten de él y de su radiactiva personalidad. A veces puede resultar una persona algo destructiva, siempre canaliza su agresividad rompiendo cosas, y cuando le pasa, se va lejos de la sociedad para destriur lo que sea con sus manos. Es cariñoso a su manera, puede que parezca un tanto distante, pero cuando se abre con la gente, no hay manera de pararlo. Fiel, por sobretodas las cosas. Si hay alguien a quien quiera no dudará en defenderlo o defenderla con uñas y dientes. Aunque le cueste un castigo, o la vida. Es precisamente esa una de las razones por las que se ha llevado más de un latigazo en la plaza del Distrito.

Nació un día muy caluroso de verano. Y, como todo su Distrito está contaminado parecía que aquello era peor que Venus o el mismísimo infierno. Sin embargo, el pequeño Alan nació, con una sonrisa ya presente en su rostro. Vive en una pequeña casa con sus padres, que trabajan construyendo ordenadores y todo tipo de aparatos electrónicos que suelen ir a parar al Capitolio, con sus hermano mayor, quien parece que siempre tiene que ser mejor que Alan en todo lo que haga y sus dos hermanas pequeñas, también rubias, preciosas, puras, divinas, que le aman y le siguen como cachorritos. También tiene un gato siamés a quien le encanta vagabundear por las calles y esconderse en papeleras.
Mientras tanto, él, en su vida diaria, se dedica a hacer el vago, por lo general, se dedica a pasar de las notas con tal de aprobarlas y salir con sus amigos todas las tardes. No sabe muy bien qué hacer con su vida. Sabe que acabará igual que sus pasres por mucho que se esfuerce en mejorar, por eso, se deja lleva por la corriente.