Valenka Márai

Es la dulzura en persona. De su carácter destaca su inocencia, tan infantil como su aspecto de niña. No entiende de mentiras, traiciones o gestos complejos. En su pequeño mundo mentir está siempre mal y no hay justificación para dañar a otra persona. Detesta la venganza y la frialdad bajo la que algunas personas se excusan para hacer el mal a otras. Ella, por el contrario, siempre quiere ayudar, dice la verdad aunque le cueste y perdona. Siempre perdona. Esto parece dibujar una falta de carácter importante, una puerta abierta para que todo el que quiera la manipule y la controle, pero no sabe ser de otra forma. Y si alguien se lo echa en cara, sólo sonríe de una manera cálida que es la única que conoce y vuelve a pedir disculpas. Tonta. Así se la puede describir, cuando por falta de dos luces deja que la utilicen como quieran. Sin embargo es una chica que destaca en al escuela, prueba de que estudiar no significa ser inteligente. Aunque tal vez, si presionas los botones correctos te muestre su otra cara. Pues por mucho que no quiera, todos tenemos ciertas debilidades por la que haríamos cosas horribles por las que odiarnos.

Cabello rubio oscuro cortado a media melena; Ojos verdes, grandes y expresivos que precisan de unas enormes gafas de pasta negras para poder llevar a cabo su cometido a la perfección; Nariz pequeña, recta y con la punta redondeada; Labios carnosos que suele curvar en una bonita sonrisa. Sus facciones en general están redondeadas con el único rasgo marcado de la mandíbula. El cuello largo y fino desciende hasta los hombros y unas también marcadas clavículas. A sus catorce años, Valenka es una chica menuda. Medirá alrededor del metro cincuenta poniéndose de puntillas y no debe de pesar más de treinta y ocho kilos el día que más come. Se ve a dos distritos de distancia que con sus finos brazos no es capaz de matar una mosca y que con sus largas piernas trastabilla sin poderlas controlar. Su cuerpo en pleno desarrollo va en consonancia con su rostro, dándole el aspecto de una niña pequeña, con escasas curvas que aún lucen menos con sus ropas anchas con las que trata de no dejar ver que es perfectamente capaz de contarse las costillas sin meter tripa.

La familia Márai es tan normal como cualquier otra en el Distrito 4. Su padre es pescador, su madre confecciona redes y se encarga de las tareas mundanas de la casa, dela propia y de algunas vecinas que por necesidad tienen que desempeñar trabajos mejor remunerados. Es la hija pequeña y tras complicaciones durante el parto, parece que lo seguirá siendo. Su hermano mayor siempre la ha consentido y mimado todo lo que ha querido, protegiéndola y haciendo que gracias a sus cuidados, Valenka sea hoy una criatura incapaz de pensar que alguien le haría daño. Siempre ha sido buena estudiante, ha tenido su pequeño círculo de amigos y ha sido completamente normal, teniendo la fortuna de no haber tenido que ver como nadie cercano participaba en los Juegos. Una chica normal y corriente con una vida completamente feliz y sin traumas ni datos a destacar hasta la fecha que hayan podido agriar su espíritu.