Nickon Händel

Paz. Nickon es un hombre que odia la guerra, las armas y la violencia. Quizá resulte raro pensar que una persona con estas pretensiones sea un agente de la paz, pero lo cierto es que Nick cree que ocupando el lugar que tiene lo que hace es evitar que otras personas utilicen las armas y la fuerza para hacer el mal, mientras que él sólo las usa para perseverar la paz.
Lealtad. Un rasgo que lo acompaña desde que era pequeño y que jamás lo ha abandonado. Händel es un hombre de palabra. Un hombre que se rige por principios y morales que otros no tienen en cuenta, un hombre leal que nunca te abandonará, que te tenderá la mano cuando lo precises y que, pase lo que pase, nunca romperá sus promesas.
Sinceridad. Nunca miente, siempre va con la verdad pegada al pecho ya que considera que la mentira es algo malo, ni siquiera acepta esas mentiras piadosas que se hacen por el bien común. Esto, aunque es una virtud, también es uno de sus mayores defectos. Cuando trabajas con él, o simplemente eres su amigo, los secretos que él considere mentiras a ojos de otros, nunca estarán a salvo con él.
Justicia. Su segundo nombre. Nickon es justo hasta la médula. No pasa ni una injusticia, y, a diferencia de otros, nunca justifica la venganza como medio de hacer justicia. Las leyes son quienes dictaminan la sentencia.
Bondad. Es un hombre bueno, tierno, comprensivo, cariñoso, lo que muchos lo denominan, un cacho de pan. Siempre intenta hacer el bien, seguir un camino trazado por la justicia y la benevolencia. Nunca ataca a otro ser vivo si no es necesario. Sabe escuchar a los demás e intenta entender el por qué de las cosas.
Seguro de sí mismo. Un hombre de pocas palabras, educado, disciplinado, valiente, que nunca duda de sí mismo. Confiado en sus instintos y en sus habilidades. Con coraje y fuerza, un muro intraspasable que nadie nunca ha podido derribar, más o menos. Con dotes de liderazgo aunque es algo que no quiere admitir porque le gusta ser discreto, otra de sus virtudes.
Protector y controlador.
Nickon no suele expresar sus sentimientos, pero sí que se concentra en su trabajo. Muchos lo consideran como una persona fría, con una mente muy calculadora, y puede que sea cierto, pero también es un hombre cálido que sabe amar.
Entre sus gustos destaca, antes que nada, su pasión por las leyes y la justicia. Los entrenamientos duros. La disciplina. El Capitolio, y la paz y tranquilidad.
Su odio lo reserva para el dolor, el sufrimiento, la sangre, la soledad, la pena, la tristeza, las lágrimas, las armas, la guerra y la injusticia.

Un hombre alto, de una musculatura tonificada, pero no muy marcada. Unas manos fuertes, capaces de hacer mucho daño o de ser realmente delicadas como una pluma. De tez blanca..
Sus ojos son negros. Fríos como el hielo, o ardientes como el fuego. Desafiantes y amenazadores, o apaciguados y seguros. Su pelo, negro como el azabache, suele llevarlo algo largo, rizado. No acostumbra a sonreír. Sus labios son carnosos, rosados, y sus dientes blancos y juntos. Una barba cubre su rostro dándole algo más de rudeza.
Es rápido y ágil, hay que tener en cuenta que tiene que estar en forma y que toda su vida la ha pasado entrenándose.
Es apuesto, aunque no quiere admitirlo.

Nacido en el seno de un familia de la clase alta del Distrito 02. Nació seis años después que su hermano. Nickon creció sano y fuerte, viendo cada año en la pantalla de su casa todos los juegos del hambre que se emitían y repugnando la sangre cada vez más. No entendía el por qué de hacer sufrir a tantos niños, el por qué era un honor participar en su distrito y por qué los chicos mayores se entrenaban. Todo cambió cuando tenía quince años y su nombre salió elegido. Desde el instante en que su nombre sonó por toda la Plaza, supo que iba a morir, pero, para su asombro, un chico mayor se presentó voluntario para ocupar su puesto y, así, lo salvo. Ese año no se despegó de la pantalla. Vio cada instante de los Juegos deseando que aquel chico que le salvó la vida ganara. Pero no fue así. En cuanto el cañonazo anunció la muerte de su héroe, Nickon cambió. Su vida comenzó a regirse por lo que era y lo que no era justo, y, a diferencia de su hermano, comenzó a odiar los dichosos Juegos. Sin embargo, empezó a entrenarse y prepararse, no para ir a los Juegos, pero sí para convertirse en algo que erradicara las injusticias y la violencia. Su hermano, que siempre tenía que ser mejor que él en todo, empezó a imitarlo, aunque creyendo que se preparaba para los Juegos, así que, el año en que cumplió 18, su hermano se presentó voluntario y sí, ganó y volvió a casa, colmado de riquezas, de fama y de orgullo. Sus padres lo veneraban mientras que consideraban a Nickon alguien inferior y débil.
Un día, cansado de todo, dando una vuelta por el centro de entrenamiento, encontró a una chica con las muñecas abiertas y emitiendo aquel líquido rojo que tanto odia. No lo dudó ni un segundo, corrió hacia ella, y con los conocimientos que tenía sobre medicina consiguió salvarla. Deliverance Schopenhauer. Desde entonces hablaron cada día, él la ayudaba, y ella hacía lo propio. Poco a poco, la amistad surgió entre ambos y, con el tiempo, él comenzó a enamorarse, en secreto.
Sus destinos se vieron interrumpidos cuando, habiendo ambos conseguido entrar a formar parte de los pacificadores, a él lo destinaron al 8 y a ella, al 12.
Nickon trabaja como agente de la paz, evitando los disturbios y la violencia, aunque, con las puertas del amor cerradas, pues sigue enamorado de aquella chica, que, entrando de una manera extraña en su vida, consiguió hacer lo que nadie nunca ha hecho antes; entrar en su fortaleza.