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AMBIENTACIÓN.
La guerra ha transformado a Norteamérica en el país de Panem, dividido en doce distritos controlados por el tiránico Capitolio. Los Juegos del Hambre obligan a dos jóvenes de cada distrito a luchar por su vida en un espectáculo televisado con único vencedor.
Tras los suicidios de algunos tributos en las últimas ediciones de juegos, los distritos se han comenzado a organizar para una rebelión contra el capitolio. Los cabecillas de la revolución reparten el boletín rebelde, un folleto anónimo que apuesta por la revolución, y en el distrito 13 las fuerzas del ejército se preparan para una guerra inminente. Sin embargo, en el Capitolio, donde todavía persiste la emoción de los recién terminados 79 Juegos del Hambre, extreman las medidas de seguridad y jugarán todas sus cartas para que los rebeldes no se salgan con la suya.
Tras los suicidios de algunos tributos en las últimas ediciones de juegos, los distritos se han comenzado a organizar para una rebelión contra el capitolio. Los cabecillas de la revolución reparten el boletín rebelde, un folleto anónimo que apuesta por la revolución, y en el distrito 13 las fuerzas del ejército se preparan para una guerra inminente. Sin embargo, en el Capitolio, donde todavía persiste la emoción de los recién terminados 79 Juegos del Hambre, extreman las medidas de seguridad y jugarán todas sus cartas para que los rebeldes no se salgan con la suya.
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Look to the past and see the future. {Fran's.
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Look to the past and see the future. {Fran's.
FRANÇOISE
DELVAUX!
DELVAUX!
{DARLA BAKER {DISTRITO O7 {23 AÑOS {'LA LOCA' {ALCALDESA | {Siempre fue una joven de apariencia de niña fina y de gustos exquisitos. Antes de los Juegos de su hermana era alegre y divertida con los demás. Se la conocía por ser una joven responsable y madura, también por ser muy educada, pues siempre pedía perdón, decía por favor y daba las gracias. Más eso cambió totalmente cuando perdió a la pequeña Ariadne. Françoise es el fuego que consume todo a su alrededor. Es una joven explosiva como la lava de un volcán, venenosa como una serpiente, demasiado cruel como para poder guardar un secreto. Competitiva como ella sola, nunca dejará que nadie la pisoteé, más bien será al contrario, ella te aplastará como si fueras una cucaracha. Manipuladora, celosa, agresiva. Lo que es suyo nadie podrá quitárselo porque luchará por lo que desea con uñas y dientes, además de que desconfiará de cualquiera que se le acerque demasiado. Es impredecible, además de fría e irónica, pues nadie ha sabido jamás como reaccionará. Su corazón lo cubre una gélida capa de cristal que es casi imposible de atravesar, porque sí te acercas demasiado a ella, te hará sufrir, te destrozará por dentro. Todo lo que escucha lo malinterpreta, lo transforma, lo vuelve en tu contra. Sí le miras mal, te sonreirá, con aquella mueca gélida que adoptan sus labios. Un aviso, corre. Corre, porque si llega a atraparte, caerás, las llamas del infierno te arrancarán la piel y te convertirán en la escoria que debiste ser desde un principio. Su sonrisa de ángel te engañará, te seducirá, te hará sentir como si fueras el centro de su universo aunque en realidad no lo seas. Posee una rápida y analítica mente, no soporta la idea de cometer errores, cree que todo debe hacerlo a la perfección. Por dónde quiera que vaya tiende a ser como un tornado, fuerte e imparable, que lo destruye todo a su paso sólo por diversión. Una chica bastante compleja, dirán algunos, que no sabe ser de otra forma que original y única. Quizá te parezca un poco extraña, pero esta chica es lo suficientemente cambiante para pasar por una enferma con trastornos mentales. Y sí, quizás esta un poco chiflada. Es una joven traicionera, tan hermosa como mentirosa. Cada una de sus palabras destilan veneno. Jamás perdona cuando le fallas, más luego intenta vengarse por lo que quiera que le hayas hecho. Bastante irritable también, pues le fastidian muchas cosas. Dice todo lo que piensa, sin tener cuidado en que esa declaración podría afectar a otra persona. Cualquier cosa que considere que debas entender, te lo hará saber inmediatamente sin preocuparse que pueda herir tus delicados sentimientos. Por eso es extremadamente exigente en el tema del amor, sobre todo porque tiene miedo a lo que pueda sentir, miedo a que destruyan esa pared de cristal que tanto le ha costado alzar a su alrededor, miedo a que le destrocen lo que le queda de corazón. Se dice de ella que pese a su juventud es una mujer sabia, de intelecto privilegiado. Actúa bajo normas y leyes propias, personales e individuales. Desde pequeña, destacó sobre el resto de los niños, demasiado inteligente para su edad. Tanto que todos, incluidos los adultos, la veían como una amenaza y en más de una ocasión la niña se sintió desplazada, lo que favoreció esa personalidad huraña que posee. Es una persona algo solitaria, dado que a eso es a lo que está acostumbrada. Parece una chica pacífica y educada, y siempre mantiene sus puntos de vista, pues por más que lo intentes ella no los cambiara. Más es alguien que sin quererlo puede adivinar las intenciones de los demás, no confía en los extraños con solo una mirada, sino que pone en duda su bondad antes de acercarse a ellos. Puede llegar a ser simpática, una gran acompañante incluso, pues desconoce el significado de la timidez y prefiere estar siempre haciendo algo que lo mantenga entretenida. Su humor a ratos es ácido y demasiado directo. Sabe como hacerse respetar, como demostrar su valía. Es la agresividad un rasgo de su personalidad que no puede ni planea arrancar de sí, porque la violencia es su vía de escape predilecta por razones que incluso ella desconoce. Reaccionará de inmediato si algo no le agrada, y como los rodeos le disgustan pasará por alto cualquier tipo de diálogo razonable. Conviene ser cuidadoso con lo que se dice cuando está ella cerca, porque si algo la provoca, no hay vuelta atrás. La impulsividad arrasadora es un método de defensa que puede usar a su favor para conseguir lo que quiere. Nunca ha tratado bien a la gente, ni tampoco a tenido amigos de verdad. Exceptuando, claro está, a los pocos que la conocen de verdad. Otro de sus puntos, es que es una chica impredecible pues nunca sabes que reacción puede dar, te puede sorprender de mil formas diferentes. A veces puede decir la verdad, otras la puede decorar un poquito o tal vez te cambie completamente del tema que le estabas hablando hacía tres minutos. Es elegante en cuanto a la manera de caminar, de moverse en general. Fue observada por los hombres gracias a esa mirada penetrante que tuvo desde niña, aunque también ayudó su gran belleza. Muchas personas le envidian por su increíble talento, otros la detestan por su arrogancia y prepotencia, por eso ha aprendido a defenderse con las palabras. Se ha hecho a si misma como una joven imposible, alguien inalcanzable. Es silenciosa como la que más, una joven de pocas palabras la mayoría de las veces y también demasiado incomprendida. Tuvo una infancia demasiado complicada quizás por ello maduró antes de tiempo y fue eso lo que la hizo una joven fuerte con un corazón de hielo. Por mucho que los demás digan que no posee sentimientos, tiene un corazón. Ese corazón guarda a la chica que hace años vivía su vida de manera apasionada. La típica chica que era amiga de todo el mundo, de esas personas que tienen un imán para la gente. Alguien cálida, con el que todo el mundo quiere estar. Desde el primer momento llamó la atención por sus travesuras y su alegría. No tardó en verse rodeada de amigos pero también de enemigos, los cuales envidiaban su popularidad. Era una persona encantadora de verdad, un autentico cielo. Antes vivía y moría por sus amigos, y aún es así hacía los pocos que le quedan, porque las viejas costumbres nunca cambian, al menos no esa. Era una joven de ojos grandes y mente imaginativa. Era burlista y orgullosa, astuta y práctica, justa y atrevida, un verdadero amor. Era de ese tipo de personas que no soportaba ver los abusos que sufrían los demás, así que sin que nadie se lo pidiera siempre estaba ayudando. Anteponía siempre los sentimientos de los demás a los suyos propios y si conseguía que alguien fuera feliz ella también lo era. ROLES ACTIVOS ROLES FINALIZADOS {P A R T I C I P A N T E S : Chelsea M. Desmond y Françoise Delvaux.} {F R A S E Y LUGAR: Créeme, no me preocupo en absoluto.} {P A R T I C I P A N T E S : Agnes M. Gold Stonem y Françoise Delvaux.} {F R A S E Y LUGAR: Si por actitud escogieran a los tributos, hubieras sido de las primeras.} {P A R T I C I P A N T E S : Sura Mason y Françoise Delvaux.} {F R A S E Y LUGAR: Hola pequeña, ¿qué haces aquí tan sola?} {P A R T I C I P A N T E S : Apolline Delvaux y Françoise Delvaux.} {F R A S E Y LUGAR: Tu nombre no saldrá de la urna este año, ya nos han hecho demasiado daño.} {P A R T I C I P A N T E S : Arya C. Targaryen y Françoise Delvaux.} {F R A S E Y LUGAR: A todo esto, ¿por qué no te vas a tú casa y te das una buena ducha? Así dejará de oler a animal muerto.} |
Última edición por Françoise Delvaux el Vie 26 Jul 2013, 07:03, editado 7 veces
Françoise Delvaux- DISTRITO SIETE. ALCALDE.
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Re: Look to the past and see the future. {Fran's.
CRÉEME, NO ME PREOCUPO EN ABSOLUTO.
Chelsea M. Desmond!
Panem { Distrito 06 { Calles
De medicinas, choques y profesiones.
Chelsea M. Desmond!
Panem { Distrito 06 { Calles
De medicinas, choques y profesiones.
- Spoiler:
- Chelsea M. Desmond escribió:Una serie de acontecimientos me habían hecho llegar hacia el Distrito 6. Había cogido el tren en el Distrito 4, mi Distrito, bien temprano por la mañana para así llegar hasta el seis a eso del mediodía.
Una vez hube salido de la estación de trenes, pasé un rato vagabundeando por las calles en busca de justo lo que andaba buscando: medicinas. Que no cunda el pánico, mi familia estaba bien sana, sólo tenía que pillar provisiones por si las moscas.
Anduve por las calles del Distrito 6, vestida con el atuendo playero característico del Distrito 4: sandalias, pantalones vaqueros cortos y una camisa de seda fina. Llevaba el pelo recogido en una trenza, pero no había puesto demasiado ímpetu en hacérmela, por lo que varios mechones de pelo se escapaban de la misma y caían sobre mi hombro. Sobre mi cuello descansaba el collar que un desaparecido (por culpa del Capitolio) Axel me había regalado tiempo atrás.
Iba muy atenta a cualquier cosa que pasase a mi alrededor, ningún detalle se me escapaba. Miraba los escaparates, los viandantes... esas cosas. Pronto me paré delante de una tienda, no muy segura de si sería la adecuada para comprar medicinas. Podría buscar un poco más, al acecho de algo más barato pero igual de efectivo, solo que no estaba del todo segura...Françoise Delvaux escribió:Cinco años. Cinco años habían pasado desde que Los Juegos se habían llevado a la pequeña Ariadne. Y todavía dolía, demasiado. Fran podría haber superado la muerte de un compañero, de un vecino e incluso la de un amigo, pero no la muerte de su hermanita pequeña. Aquello la destrozó por completo y le fue robando, poco a poco, año tras año, toda la alegría que algún día mostró, toda la grandeza que pudo haber tenido en su corazón. Ya no quedaba rastro alguno de la Françoise que un día fue, ahora solo quedaba rencor y odio en su interior.
Se había marchado del Distrito 7 esa misma mañana con la intención de dar una vuelta para despejar su mente, mejor dicho, su madre la había obligado a salir de casa. Últimamente se encontraba demasiado irritada, y paseaba lentamente por las calles del Distrito 6 sin rumbo fijo. No observaba a su alrededor, al contrario, iba metida en sus propios pensamientos sin querer saber nada del exterior, gracias a eso casi choca con una joven rubia.
- Lo siento. - le salió sin querer en un simple murmullo mientras alzaba la mirada hacía aquella muchacha.Chelsea M. Desmond escribió:Definitivamente me quedaría con las medicinas de aquella farmacia. Había llegado a esa conclusión tras caer en la cuenta de que podría encontrar medicamentos más baratos, pero la calidad dejaría mucho que desear y entonces tendría que volver al Distrito 6 a por más medicinas, más caras y más buenas, gastando más del doble del dinero previsto. A fin de cuentas, me venía mejor comprar aquellas medicinas y volver con menos dinero del estimulado.
Tras entrar en dicha tienda, repasar la lista que mi madre me había dado y comprar lo escrito en ella, salí de la misma. Inspiré una bocanada de frío aire, entrecerrando los ojos, en busca de algo que hacer. No tenía ganas de volver todavía a casa, quedaba mucho día por delante y no tenía ninguna tarea que hacer. Pero pronto mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando algo, o mejor dicho alguien, chocó conmigo. Al principio me costó dar con el causante, al que debido a su estatura no había visto.
Abrí la boca para echarle una buena bronca con mi bordería habitual, pero mis ojos me jugaron una mala pasada, estudiándola detenidamente.
Se trataba de una joven morena, que debía tener más o menos mi edad -a lo sumo un año o dos menos- y cuya expresión dejaba ver una tristeza enorme. Suspiré. No iba a echarle la bronca a una cría. —No te preocupes —dije, haciendo un gesto con la mano para restarle importancia al asunto. Me alisé la ropa y luego volví a dirigir la vista hacia ella, alzando una ceja, inquisitiva. —¿Estás bien? —había sido un golpe suave, pero al fin y al cabo era una cría. Quién sabía.Françoise Delvaux escribió:Ya no habían sonrisas en la joven Françoise, con el paso del tiempo su corazón se había destruido en miles de pedazos y ahora solía mostrarse silenciosa, aunque también salía últimamente a relucir su vena rebelde. Quizás todo su amor había desaparecido, pero ahora nadie podría con ella pues ya no le tenía miedo a nada. Su mayor miedo era perder lo que ya había perdido, y si Los Juegos se atrevían a llevarse a la hermanita que le quedaba, Fran se interpondría frente a las autoridades de Panem.
Le daba igual que la mataran, no necesitaba vivir más de lo que ya había vivido. Demasiadas reglas, demasiadas muertes y demasiados Juegos del Hambre. Ojalá se fueran todos al cuerno, ojalá desapareciera el Capitolio, ojalá el Distrito 13 existiera de verdad. Los pensamientos se acumulaban con más rapidez en la cabeza de Françoise desde que había chocado con aquella joven rubia.
- Créeme, no me preocupo en absoluto -. murmuró mientras se apartaba los cabellos castaños de la cara, así vería mejor con quien estaba hablando. Las palabras de la morena del Distrito 7 habían sido completamente ciertas, no le preocupaba lo más mínimo aquel insignificante contratiempo. Se limitó a arrugar levemente la nariz antes de contestar a su pregunta de una manera un tanto desagradable. - No tengo cinco años, estoy perfectamente.Chelsea M. Desmond escribió:Sin poder evitarlo, con una mirada desafiante dibujada en el rostro, crucé los brazos por debajo del pecho. Bufé. Aquella situación empezaba a hacerme gracia. La chica me había asaltado con una bordería que me había sorprendido notablemente pero, como era costumbre en mí, lo disimulé con esa máscara de indiferencia que había logrado moldear a lo largo de los años, fruto de un duro entrenamiento que me había obsequiado con una posición ventajosa en la estructura social del instituto, y prácticamente de todo el Distrito 4.
Alcé una ceja inquisitiva a la vez que alzaba la comisura de los labios.
—Tú eres la que se ha disculpado —normalmente no me defendería de esa manera, sino que simplemente la ignoraría, pero me salió sin querer. De todas maneras, tenía razón. —Yo diría que por tu estatura y tu manera, digamos, infantil de actuar no pasas de los quince —fruncí el ceño a medida que hablaba, con una voz tranquila y suave, con ese deje irónico tan característico mío. —Pero claro, eso sólo es la opinión de una pescadora del Distrito 4 —nada más lejos de la realidad.
Cierto era que mi estatura era bastante superior a la media, aún así aquella chica irradiaba un aura de tristeza y soledad. Por su mirada aventuré que era algo, algo de una categoría mayor, el detonante de esos sentimientos. Incluso me atrevería a decir que, conociendo el sistema dictatorial por el que se regía Panem, se trataba de algún familiar o amigo perdido en los Juegos del Hambre, causa de sobra para odiar profundamente al Capitolio. Causa de la que yo no había sido víctima, no hasta el momento, pero que de todas formas me servía para unirme a una hipotética revolución.Françoise Delvaux escribió:Françoise la miró como si fuera un ser inferior a ella, y en cierto modo lo era, más no tenía ningún derecho a hablarle así. Alzó las cejas mientras se alejaba unos pasos de aquella muchacha rubia. Estúpida. ¿Quién se creía que era?
Llevaba años sin mostrarse agradable con los demás, ¿por qué tendría que comenzar a serlo de nuevo? ¿por una persona a la que acababa de conocer? No, de eso nada. Ya tenía bastante con ser cariñosa con su pequeño circulo de amigos. Además, aquella chica no le interesaba lo más mínimo.
Escuchó sus palabras mientras reprimía un bostezo de aburrimiento, una cosa es que fuera mala persona, pero otra muy distinta es que no tuviera educación. Porque sí, la tenía. Y la debía tener, por el puesto que poseía en Panem. Aunque a veces se olvidaba de lo que era, recordaba sus años de niña. Las sonrisas, las alegrías, la música. Todo lo que se fue perdiendo con el paso del tiempo, todo aquello que añoraba en el fondo de su alma.
- Me he disculpado por educación, querida -. suspiró mientras continuaba con aquella posición de estatua. La volvió a mirar, estaba vez con una sonrisa forzada al escuchar aquellas palabras dirigidas a su actitud.- Tengo veintiuno, me conservo bien.- se mordió la lengua antes de decir aquello, pues estuvo tentada a contestarle de malas maneras.
- Oh, que profesión más bonita-. dijo sarcásticamente, aunque en realidad le habría cambiado el lugar. Amaba el mar, con todo su corazón. Y odiaba ser lo que era, más no entendía como había llegado a ser la máxima autoridad en uno de los distritos. Y no era la única que no lo comprendía. - Estas hablando con la alcaldesa del Distrito 7, por si no lo sabias-. el rostro serio de Françoise no mostró ninguna emoción al dejar caer su posición, más un leve rastro de tristeza nubló su mirada durante un instante. Estaba loca, chiflada para algunos. Tenía sus días razonables, pero en los demás no había nada. Cuando la razón la abandonaba no había persona en Panem que la entendiera, ni siquiera su familia.
Françoise Delvaux- DISTRITO SIETE. ALCALDE.
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Re: Look to the past and see the future. {Fran's.
SI POR ACTITUD ESCOGIERAN A LOS TRIBUTOS, HUBIERAS SIDO DE LAS PRIMERAS.
Agnes M. Gold Stonem!
Panem { Distrito 07 { Bar
De bebidas, miradas rencorosas y familias destruidas.
Agnes M. Gold Stonem!
Panem { Distrito 07 { Bar
De bebidas, miradas rencorosas y familias destruidas.
- Spoiler:
- Agnes M. Gold Stonem escribió:El bar del distrito siete era uno de mis favoritos, era fresco y la decoración tan rústica y mágica que había resultado del ingenio de los habitantes al hacerlo entre cuatro enormes árboles de ramas bajas lo hacía especial. Estaba sentada en la barra bebiendo aquella bebida alcoholica de hierbas por la que se había hecho famoso el lugar, pensando en nada en específico pero hundiendo la mirada en aque brevaje color esmeralda que reposaba en el vaso que tenía enfrente cuando escuché la campanilla sonar, alguien habría entrado, seguramente algún trabajador eufórico por gastar su bono de producción en alcohol para olvidar el resto de su desgraciada vida.Françoise Delvaux escribió:Rutina. Aquello era lo único que había en la vida de Françoise. Una rutina inmensa que la envolvía desde hacía un tiempo, tan voraz y poco llevadera como la de una gallina. Ella se dedicaba a poner huevos y más huevos, en cambio Fran pasaba de horas y horas en casa a copas y copas en el bar, para luego terminar en el bosque talando arboles a diestra y siniestra. Se encontraba en el Distrito 7, su hogar. Cada día, cada santo día desde hacía más de seis meses, había pasado sin salir de aquel lugar. Su mente no la había dejado marchar, pues el sentimiento de una familia más unida que nunca la embargaba, sus recuerdos le jugaban malas pasadas y hacían que la muchacha morena viera cosas que no habían ocurrido. ¿Veía como se llevaban de nuevo a la pequeña Ariadne? No. Esta vez se imaginaba como arrastraban a Apolline lejos de ella, como la mataban, como dejaba de existir.
Salió de casa más temprano de lo normal. La pregunta que le hace su madre antes de verla marchar queda sin responder, ¿A donde vas, cielo?, aquellas palabras se las lleva el viento como a un leve susurro. Los habitantes más madrugadores del distrito observan como Françoise Delvaux entra en el bar con andares delicados y sutiles, nadie le habla pues saben que ella prefiere el silencio. Saben que no es recomendable saludarla si esperas un trato cariñoso y amable, los de allí la conocen demasiado como para intentar mantener una conversación razonable con ella. Algunos piensan que está loca y quizás tengan razón.
- Lo de siempre, Jack -. dice con un tono de voz demasiado suave al ver el gesto que le hace el camarero más joven tras la barra. Le conoce, iba con ella a la escuela. La mayoría de las veces le atiende él, pues los demás no reciben muy buenos tratos por su parte. Se sienta al lado de una joven a la que no conoce, gira su rostro hacia ella y después vuelve a mirar al frente, ni siquiera se digna a saludar. ¿Para qué? Quizás es una completa seguidora del Capitolio.Agnes M. Gold Stonem escribió:A pesar de que tenía la mirada clavada en la bebida sentí los ojos de la recién llegada escudriñarme de arriba a abajo, sin importar más regresó la mirada al frente y esperó al camarero con cara de pocos amigos. Tomé el vaso que tenía entre las manos un tanto fastidiada y lo bebí de un solo trago lo que quedaba en el - Otro seco.- pedí al chico cuando se acercó a entregar el pedido de la morena.
No había podido dormir bien y había tenido que salir de la posada en la que me había hospedado a media madrugada gracias a las pesadillas vívidas de los juegos en los que había estado August. ¿Cuánto llevaba ahí? tres o cuatro horas, peor aún ¿Cuántos vasos ya había bebido? de eso no estaba segura, solo sabía que los dedos comenzaban a entumirse al rededor del vaso que acababan de traerme - Gracias.- dije al camarero medio sonriendo de lado. Levanté la cabeza y volteé a ver a la chica que altivamente había volteado a verme, levanté una ceja sin dejar de verle ¿Qué pretendía?Françoise Delvaux escribió:El camarero le sirve una bebida sin alcohol a Françoise, como todas las mañanas desde hace cinco años. La muchacha se acerca un poco más a la barra y sitúa el vaso entre sus labios para darle un trago, tras ello vuelve a dejar la bebida en su lugar.
- Muchas gracias, Jack. - murmura mostrandole una sincera sonrisa de agradecimiento, aquel joven es de los pocos a los que trata con cariño y respeto, pues la conoce desde antes de la muerte Apolline y sabe como es realmente.
Fran nota la mirada de alguien puesta sobre ella y gira su rostro hacía un lado, donde encuentra a la joven que se encontraba allí cuando ella entró. La vió levantar una ceja en su dirección, ¿y esa que quería?
- Si me sigues mirando asi me gastarás. - dice con una nota de sarcasmo en su voz. Después vuelve a girar el rostro hacia delante y echa otro trago de su bebida para volver a dejarla en la barra.Agnes M. Gold Stonem escribió:Sínica y arrogante, esas eran las palabras que hasta ese momento describían a la chica que se había puesto a mi lado, definitivamente la amabilidad no era lo suyo.
- Si por actitud escogieran a los tributos ubieras sido de las primeras.- Fue la frase que salió de mi boca como saludo, detestaba que las personas fuesen tan rudas y descorteces.
El chico al que había oído a la muchacha de a lado llamar Jack apareció con mi bebida y agradecí levemente para luego volver a ver aquel brevaje color esmeralda. Al cabo de unos segundos me fastidié y giré la silla para ver el resto del lugar, estaba vacío tal y como lo imaginaba, y no era de preocuparse eran alrededor de las cuatro de la mañana y a esa hora lo único que hacían las personas normales era dormir.Françoise Delvaux escribió:Oh, ¡venga ya! Aquello había sido un punto bajo para Françoise. Su hermana había sido elegida y había muerto en la arena, por ello no le hizo ninguna gracia a la jovencita del Distrito 7 que comentara algo sobre los Juegos.
- No, querida. Si por actitud escogieran a los tributos yo seguiría aquí tan tranquila, como buena chica que soy. - eso último no era del todo cierto, puede que antaño si lo fuera, pero en ese momento ni de lejos. Cazaba furtivamente en el bosque cada día, haciendo que los animales sufrieran su dolor. Planeando como vengarse del Capitolio, minuto a minuto. Odiando a unos y a otros, volviéndose más loca conforme pasaban los años.
Por un momento se olvida de donde esta, se olvida de su bebida sin alcohol, se olvida de su vida. Ya ni siquiera sabe quien es, no le importa que piensen de ella. Por eso mismo le da igual que algunos la llamen 'La Loca' por cosas que ahora no vienen a cuento. - Además, no me conoces y creo que tampoco tienes intención de hacerlo, asi que cállate. - la mirada durante un largo minuto, poniendo una pizca de furia en su voz. Sus ojos verdes relampaguean cuál rayos en una noche de tormenta y aquello asusta, verdaderamente.Agnes M. Gold Stonem escribió:Sonreí irónicamente al escuchar que la chica se declaraba tranquila, era más que obvio por sus respuestas y comentarios que de tranquila no tenía un pelo, además de esa mirada tan agresiva y profunda.
- No creo que se necesite conocerte mucho para saber que una dulzura no eres, ¿o es que acaso no te han enseñado modales en casa?- dije sin voltear a verle y con aquella sonrisa desafiante de medio lado. Normalmente no era agresiva, pero aquellos malos recuerdos, la falta de sueño y el alcohol bebido habían hecho que le importase un comino ser amable con las demás personas -¿Vamos a conocernos,¿te va?... Agnes.-Françoise Delvaux escribió:Le da un último trago a su bebida antes de abandonarla en la barra, para ver como Jack se la lleva. Aquella muchacha no le gustaba un pelo, era demasiado borde para su gusto. Se notaba a leguas de distancia que no habitaba en el Distrito 7, pues además de que no la conocía no tenía pinta de poder talar arboles.
¿Intentaba herir sus sentimientos? Pobre ilusa. Aquello no le afectaba, por el momento. Se mordió el labio inferior con fuerza para evitar responder a gritos y de mala manera a aquella tal Agnes, un hilillo de sangre se escapó de entre sus labios.
- Oh vaya, ¿acabas de deducirlo tu solita? ¡Enhorabuena, muchacha! - estaba comenzando a caerle mal aquella tía. ¿Qué se creía? ¿Qué era imbécil? Balanceó durante un instante los pies en el taburete y después frunció el ceño para dejar escapar un sonoro suspiro.- Claro que me los han enseñado, pero no para utilizarlos con gente asi. - sus nervios se crisparon, se estaba poniendo muy pero que muy nerviosa y aquello no era una buena señal, ni de lejos. - Encantada, Agnes. Yo soy Françoise, Fran para los amigos, aunque no creo que quieras serlo. ¿Familia?Agnes M. Gold Stonem escribió:Me relajé, era cierto que la chica tenía modales, si no los tuviese hacía un par de frases que se me hubiese echado encima a golpes, mordidas y gritos. Giré sobre la silla para quedar de frente a la chica y verle nuevamente, le ofrecí una servilleta al ver el hilito de sangre que ahora escapaba de su boca y traté de relajar mi expresión, a juzgar por su aspecto la pasaba bastante mal y no solo por las carencias físicas que tuviesen en el distrito.
- No creo que con presentaciones así te digan Fran muy seguido.- hice la observación sin afán de ofender. ¿Familia? dudé por un momento cual sería la respuesta, ¿Dos padres y una hermana disfuncionales? ¿Una hermana cuadrada y mandona, una madre histérica y un padre dedicado a los negocios por completo? o un "No tengo familia desde que mi hermano murió siendo tributo y mi familia lo celebró orgullosamente" Definitivamente ninguna sonaba lo suficientemente agradable como para una primera plática.
- Padre, madre y una hermana.- me decidí a responder con tono tranquilo -¿Qué hay de ti?.- cuestioné sin apartar la vista de la chica.Françoise Delvaux escribió:Accedió a coger la servilleta que le tendía Agnes en aquel momento, se limpió el labio levemente aguantándola con la mano derecha y la dejó sobe la barra de nuevo.
- Gracias. - dijo a regañadientes para después dejar salir un breve suspiro. No era muy educada últimamente, pero hoy sería el día en que haría una buena acción y no se abalanzaría sobre aquella joven castaña. Estaba de suerte.
- Por supuesto que no. Solo me llaman asi los que me conocen de verdad, algunos de este distrito han llegado a decirme La Loca - soltó aquello como si fuera de mera importancia. Todavía estaba frente a aquella chica y por eso volvió a balancear los pies una última vez antes de arrugar la nariz durante un instante, mientras su mano derecha se posaba sobre la barra con verdadera delicadeza. - Estoy igual que tu, aunque tenía dos hermanas, ahora solo me queda una. - lo pronuncia en pasado, aunque no espera su compasión, no la ve con pinta de ayudar a los demás, por lo menos no a ella.Agnes M. Gold Stonem escribió:No pude evitar sonreir cuando escuché a la chica decir con toda naturalidad que la mayoría de las personas del pueblo le llamaban "Loca" - Lo siento.- me disculpé con cortecía - ¿Por qué tal sobrenombre?.- pregunté con cuiosidad aunque a decir verdad ya imaginaba que el comportamiento tan hostil había hecho que le colocaran el apodo.
- Le va al capitolio dejar a las familias de hijos impares en pares y viceversa.- fue la frase que salió de mi boca sin pensar al escuchar que la situación familiar de la chica era igual a la mía. Me volteé de nuevo hacia la barra y pedí otro trago seco al muchacho que nos atendía, !Genial! los recuerdos de August volvían y no podría dormir. Hice una mueca de disgusto pensando en que tendría que disculparme, sin embargo la disculpa no se atrevió a salir de mi boca - Nosotros también solíamos ser tres.- contesté viendo a un punto fijo de la pared y girando el vaso que recién me habían traído entre las manos.Françoise Delvaux escribió:Se gira hacía el camarero de nuevo, no espera tratos especiales por ser quien es y lo demuestra con la profunda mirada que le dirige. Ella suele recibir miradas de todo tipo en su hogar, en aquel distrito. De respeto, de odio, de admiración, de miedo, de alegría, de pena, de agradecimiento. Aunque jamás a visto ninguna llena de cariño, ni siquiera por parte de las personas a las que quiere de verdad.
- No pasa nada, ya me he acostumbrado a ello -. nota la sonrisa de Agnes cuando vuelve a mirarla, pero evita hacer cualquier comentario al respecto. En el fondo sabe que es injusto tratar así a los demás por ver morir a alguien a quien a querido siempre, porque a visto a muchas familias completamente destruidas gracias a Los Juegos, aunque también sabe que la suya es una de ellas. Quizás algún día comprenda que no debe ser tan egoísta, todavía no ha llegado ese momento así que le da igual lo que piensen de ella los demás. Por eso mismo no puede dejar de responder siempre a la defensiva, y contestarle de una manera un tanto brusca . - Se dice que enloquecí tras ver como le atravesaban el corazón a mi hermana.
- Sí, incluso a las familias que más poder tienen. - aquello iba con segundas, por eso muestra una sonrisa ladeada, de esas que no son de verdad. Tiene algo en común con esa chica, por eso mismo le tiene cierto respeto. Y en el fondo le da pena, como ella misma. Por eso se atreve a murmurar una disculpa. Da media vuelta para quedar frente a la puerta, están solas y eso es muy extraño. Normalmente aquello esta a rebosar de hombres bebidos y mujeres que buscan desesperadamente a sus maridos para llevarlos de vuelta a casa. - Lo siento.
Última edición por Françoise Delvaux el Lun 08 Abr 2013, 23:39, editado 1 vez
Françoise Delvaux- DISTRITO SIETE. ALCALDE.
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Re: Look to the past and see the future. {Fran's.
HOLA PEQUEÑA, ¿QUÉ HACES AQUÍ TAN SOLA?
Sura Mason!
Panem { Distrito 07 { Bosque
De pensamientos, sinsajos y vasallajes.
Sura Mason!
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De pensamientos, sinsajos y vasallajes.
- Spoiler:
- Sura Mason escribió:Era un día tranquilo. Soplaba un viento suave y el bosque estaba en calma. No había nada inquietante o fuera de lo común que hiciera que los animales se asustaran. O sí. Un par de pasos corrían a toda velocidad por el bosque aplastando algunas hojas a su paso; pero los animales los conocían. Eran los pasos de Sura y por cómo corría parecía que huía de alguien o de algo. Y en parte era cierto. En la cabeza de Sura aún resonaban algunas palabras del discurso de la presidenta de Panem: Vasallaje... juegos del hambre... cosecha... de ocho a ochenta... Terminado el discurso había sentido muchas personas mirándola, la mayoría con pena o compasión. Por eso corría, para huír de la gente, del mundo, de su realidad. Estaba asustada y no paró de correr hasta llegar al árbol, su árbol. Trepó con facilidad hasta una de las ramas más altas y se sentó apoyando la espalda desde el tronco. Mientras recuperaba el aliento se palpó el cuello y sacó su colgante. Era un colgante muy simple; la cadena consistía en un trozo de cordel y del centro pendía una veta de madera con su nombre y las iniciales de sus apellidos tallados a mano. Sura se desató el colgante, lo sostuvo a la altura de sus ojos y en seguida supo que todo iba a salir bien. Había mucha gente en su distrito y era poco probable que saliera. Además ella era muy rápida; si salía elegida escaparía y huiría al bosque. Sonrió, le dió un beso a la talla con su nombre y volvió a atar el colgante alrededor de su cuello. Sí, todo saldría bien. Miró a su alrededor para ver si habían llegado los sinsajos y entonó una nana. Miles de pájaros la siguieron y ella sacó una navaja y empezó a tallar una figurita de madera.Françoise Delvaux escribió: ¿Qué era el Vasallaje? Una completa atrocidad, un juego sin sentido, algo por lo que no valía la pena vivir, y eso era lo que había podido observar durante el mensaje de la presidenta de Panem. Aunque ya sabía desde hacía tiempo que lo único que deseaba el Capitolio era destrozar más familias, hundirlas en la miseria y ver como poco a poco se hacían con el control de sus vidas. Pero Françoise no quería que eso ocurriera, jamás lo había querido.
Más ella no era una simple ciudadana, por mucho que quisiera aparentarlo, por mucho que quisiera que la trataran como a una más. Era la alcaldesa del Distrito 7. La manda más, lo mejor que les había pasado a sus habitantes en muchos años. Françoise Marie Delvaux Swan. Una joven de tan solo veintiún años que había aspirado a lo más alto, consiguiendo lo que nunca pensó que llegaría a tener. Chiflada por ver los Juegos desde niña, pero también más fuerte con el paso del tiempo. Sí, porque quizás estuviera loca, pero no había persona más justa que ella en la faz de la tierra.
Al terminar, su televisor se apaga. Y Fran no se queda en su casa buscando refugio, si no que acude al que considera su verdadero hogar, el bosque. Hace años que no tiene tantas ganas de entrar, cinco, para ser exactos. La mirada vacía de sus ojos verdes recuerda entonces todo lo ocurrido. Recuerda aquellos días felices, esos en los que la vida le sonreía. Recuerda carreras por el bosque, cazas furtivas, lecturas sobre los distritos, libros en la escuela, canciones prohibidas, familias completas, amigos de verdad. Y una fugaz sonrisa le ilumina el rostro. Quiere volver a sentir de esa manera, quiere dar cariño de nuevo, pero sabe que cuando pase un tiempo se volverá a derrumbar.
Françoise lleva caminando por allí un buen rato, reflexionando sobre cosas que en realidad no le incumben. Todavía no está cansada pero frena su paso de repente, al parecer, alguien entorpece su camino. Al alzar la vista ve a unos metros de ella a una niña morena. Su corazón se para de repente. De ocho a ochenta, vuelve a escuchar la voz de la presidenta Mözßein en su cabeza. Aquella niña podría entrar al vasallaje, está segura. Y eso le parte el corazón.
- Hola pequeña, ¿qué haces aquí tan sola? -. le dice dulcemente mientras se acerca un poco más a ella. Puede que sea fría y retorcida con los adultos, pero con los niños puede llegar a ser un verdadero encanto. Además, esa chiquilla le ha recordado a Ariadne. Su pequeña Ariadne. La ha visto en ella, por su juventud más que nada. La recuerda como a una niñita pelirroja, con grandes ojos azules. Un encanto de niña.
Ahora la joven se apoya en el árbol más cercano, cruzando los brazos sobre su pecho, en un gesto de 'te estoy escuchando'.Sura Mason escribió:A medida que pasaba el tiempo, el temor que había sentido Sura en un principio iba disminuyendo más y más. Quizás fuera por la nana que cantaba los sinsajos o quizás por la tranquilidad que se respiraba en el bosque pero la noticia del Vasallaje ya había quedado atrás; en aquel momento sólo estaban ella y su figurita de madera. Sopló las virutas de madera y la sostuvo en alto; era algo simple pero había conseguido que se pareciera a un osito. Guardó su navaja y el osito en su bolsillo y se percató de que los pájaros habían dejado de cantar. Miró a su alrededor buscando al causante del silencio y distinguió la figura de una mujer avanzando entre los árboles. Sura se tumbó boca abajo sobre la ancha rama para ver mejor a la chica; era la alcaldesa de su distrito. Sura sonrió, no la conocía mucho pero le caía bien.
- No estoy sola, estoy con los pájaros- se puso en pie, comenzó a bajar despacio y llegó al suelo dando un salto- Estaba pensando y tallando cosas- se encogió de hombros, al fin y al cabo eso era lo que hacía casi siempre.Françoise Delvaux escribió:Poco queda de aquella jovencita de mirada alegre y sonrisa permanente del Distrito 7, ahora solo nos encontramos con una mujer traicionera y rebelde, una a la que no le importa lo que piensen los demás, una que ve muertes por todos partes.
Françoise continuaba apoyada en aquel árbol, no quería hacer ningún movimiento brusco, nada que consiguiera asustar a aquella niña. En aquel momento, la alcaldesa necesitaba un poco de compañía, pero no por parte de un adulto si no al contrario, la de un niño.
- Oh vaya, ya lo veo -. sonríe levemente, sin ningún tipo de sarcasmo, mientras observa a los sinsajos revolotear de un lado para otro entre los árboles. - A mi también me gusta venir aquí para pensar -. murmura mientras continua observándola desde su lugar. A veces, Fran quiere parar el tiempo. Detenerlo por completo. Olvidarse de todo lo que ha vivido durante un instante, no recordar nada de lo que algún día pudo hacer. Este es uno de esos instantes, en el cuál no quiere saber donde vive ni quién es su familia, ni tampoco que amigos y compañeros lucharan a muerte en el vasallaje. Porque la cuestión es que cada uno de nosotros es la suma de todos los momentos que hemos tenido, con todas las personas que hemos conocido. Y son esos momentos los que forman nuestra historia, la historia de nuestra vida.Sura Mason escribió:Sura miró fijamente a la mujer que tenía delante. Era una niña muy alegre y abierta pero en su corta vida había aprendido que hay que ser precavidos ante las personas, por si acaso. Esto no tenía mucho sentido teniendo en cuenta que lo había aprendido al ver cazar a algunos animales pero, a falta de una familia que la aconsejara, era la mejor norma que podía seguir. Finalmente decidió que una persona que va al bosque a pensar no podía ser mala, así que dió un pasito en su dirección.
- Pues nunca te he visto- ladeó la cabeza con curiosidad- Debes esconderte muy bien- calló un momento mientras reflexionaba. Si se escondía tan bien que ni siquiera ella podía verla desde lo alto del árbol quería decir que se tomaba muchas molestias para estar sola. Y si quieres estar sola en el bosque para sólo pensar quería decir que...- ¿Tú también estás preocupada?- dió otro pasito hacia delante mirándola con tristeza. No le gustaba que la gente lo pasara mal- ¿Qué te pasa?Françoise Delvaux escribió:Aunque a ella le quedaba algo de lo que presumir, algo que no muchos continuaban teniendo, esperanza. Ese pequeño trozo de esperanza, la que la hacía despertarse cada mañana, la que la hacía luchar por un mundo mejor, pero desde las sombras.
- Sí, me escondo bastante bien -. nadie suele encontrarla entre los arboles, ese es su hogar, casi lo conoce como la palma de su mano. Allí va cuando necesita silencio para pensar, cuando debe tomar las decisiones más importantes para el destino del Distrito 7.
- No quiero que muera nadie más en los Juegos, ni mucho menos en el Vasallaje -. dice de corazón, eso es lo que más quiere en ese instante, que el Distrito 13 renazca, que alguien haga algo para que todo termine. Jamás se lo ha confesado a nadie que no fuera su hermana, pero piensa que aquella niña no le va a contar nada a nadie. Y por ello se acerca unos pasos hacía donde esta, y la mira, con esa mirada llena de tristeza como cuando pierdes a la persona a la que amas.Sura Mason escribió:Sura sostuvo su mirada. Los Juegos, debió suponerlo. Casi toda la tristeza de las gentes de Panem surgía del mismo tema: los Juegos; madres que lloran por sus hijos, parejas que se rompen para siempre, niños asustados que temen salir en la cosecha... Desde el Vasallaje Sura estaba entre ellos. No dejaba de darle vueltas a una pregunta en su cabeza: "¿Y si salgo?". No quería matar a nadie, ni morir a manos de nadie. Y no entendía por qué había personas que disfrutaban tanto con todo aquello. Por eso se alegró al ver que la alcaldesa de su distrito pensaba lo mismo. Ella tenía poder, quizás podría cambiar algo o incluso prohibirlos para siempre.
- Yo tampoco- avanzó unos pasos, le tomó las manos y le dió un ligero apretón para consolarla- Pero no pueden durar para siempre ¿no? Algún día se acabarán...- y ese día lo celebraría por todo lo alto. Si continuaba viva...
Françoise Delvaux- DISTRITO SIETE. ALCALDE.
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Re: Look to the past and see the future. {Fran's.
TU NOMBRE NO SALDRÁ DE LA URNA ESTE AÑO, YA NOS HAN HECHO DEMASIADO DAÑO.
Apolline Delvaux!
Panem { Distrito 07 { Viviendas { Residencia Delvaux
De hermanas, enfermedades y palabras de apoyo.
Apolline Delvaux!
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De hermanas, enfermedades y palabras de apoyo.
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- Apolline Delvaux escribió:Apolline. La dulce y encantadora Apolline. Aquella que en ese mismo momento se encontraba frente al hogar de su hermana mayor, la alcaldesa del Distrito 7.
De su boca se escapó un suspiro rápido y sonoro. Después tocó a la puerta levemente, primero una vez y luego otra, hasta que finalmente se abrió, dejando ver a una mujer de cabellos oscuros. La había echado de menos cada día, cada hora, cada minuto desde que la había dejado sola con su madre hacía casi tres meses.
- Te he traído flores. -sonrió la Delvaux más joven a aquella muchacha que estaba apoyada en el marco de la puerta, mientras le enseñaba el ramo de tulipanes silvestres que había recogido en el bosque y había estado guardando tras su espalda hasta aquel momento.Françoise Delvaux escribió:Algunos de los habitantes de su distrito se preguntaban porque Françoise Delvaux no asistió a aquella fiesta en el Distrito 12 en honor a Nerwen Riverside, y la respuesta a aquello era muy fácil. Demasiado fácil, quizás. La alcaldesa estaba completamente segura de que el Capitolio no había organizado todo aquello para homenajear a la ganadora, si no que su único fin era tener contentos a los habitantes de Panem. Y a ella no podían engañarla con sus discursos y sus historias.
Hacía ya tiempo que no salía de casa, encerrada en su propia prisión, no hacía más que pensar en el vasallaje y en las que podrían ser sus consecuencias. En cambio en el instante en el que escuchó a alguien tocar a la puerta de su hogar, ella se encontraba en la guardilla, soñando con un Panem sin Juegos del Hambre, sin más guerras y muertes.
Fue bajando las escaleras lentamente, sin ninguna prisa, hasta la entrada. Abrió la puerta y cuál fue su sorpresa al encontrarse a su hermana pequeña tendiéndole un ramo de margaritas silvestres. Se mordió entonces el labio inferior y agarró las flores esperando que dijera algo más, hubo un breve silencio hasta que ella se decidió a hablar.
- Oh, que bonitas. - le sonrió con amabilidad mientras se apartaba un poco de la puerta y le hacía un gesto con la mano que le quedaba libre para que pasara dentro de la casa. - Muchas gracias, Line.Apolline Delvaux escribió:Apolline no vió a su hermana cuando le abrió la puerta. Ya no era la misma, mejor dicho, ya no quedaba nada de ella. En aquel momento no encontró a la mujer hermosa que había sido hacía algún tiempo, ahora había dado paso a una imagen devastadora.
Ojeras de no dormir, cabellos enmarañados por falta de atención, ojos enrojecidos de tanto llorar, labios hinchados por tanto morderlos, la piel más pálida gracias a no exponerse a la luz solar y por supuesto la considerable falta de peso por la escasa comida que llegaba a su estomago.
Tras esa mirada de reconocimiento entró dentro de la casa dirigiéndose al salón, donde se sentó en una butaca de color azul cielo. Suspiró de nuevo, esta vez con más suavidad. La inmensa alegría que la llenaba desde hacía ya muchos años se apagó durante el instante en el que pronunció las siguientes palabras.
- Mamá está enferma. - logró decir bajando la mirada. No solo había ido a visitar a Fran con la intención de decirle lo de sus madre, pues aquellas palabras escondían algo más.Françoise Delvaux escribió:Miró a un lado y a otro antes de cerrar la puerta con rapidez, nadie debía verla de aquella manera o la gente comenzaría a hablar. Sabía porque había venido, lo intuía desde el momento en que abrió la puerta y la vió con aquel ramo de tulipanes.
La siguió hasta el salón con esa lentitud que en los últimos meses la había caracterizado, mientras escuchaba lo que le decía con extrema atención. Alzó las cejas con escepticismo. Ella si que estaba enferma, ¿es que no la veía? Se iba muriendo poco a poco. Día a día su vida se terminaba. Solo había una manera de que sobreviviera y esa era que Apolline se quedara con ella, que la cuidara, que la quisiera como no la había querido nadie jamás.
- Hoy te quedaras a dormir aquí conmigo, ¿vale? - la miró sabiendo que pensaba que era un monstruo. Sabía que por segunda vez en su vida, su hermanita tenía miedo. Y no precisamente de la enfermedad de su madre, ni tampoco de la suya.
Vió como volvía a levantar la mirada hacía ella y Fran sonrió de nuevo. Una sonrisa poco común, en la que se marcaban los huesos de su rostro, en la que los hoyuelos se notaban demasiado.
- No saldrás, Line. Tu nombre no saldrá de la urna este año, ya nos han hecho demasiado daño. No pueden hacernos esto, no de nuevo. - ya había perdido a Ariadne, no podía perder también a Apolline. Puede que se equivocara, pero ella intentaba convencerse de que su hermana se quedaría con ella.
Françoise Delvaux- DISTRITO SIETE. ALCALDE.
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Mar 05 Jul 2022, 03:23 por Ariadne Rusrtenber
» Holiiiz...Nueva tributo aqui :D
Dom 23 Ago 2015, 23:37 por Proinnteach Munro
» Deion Schnitzler
Dom 23 Ago 2015, 23:33 por Proinnteach Munro
» Klaha Razz.
Dom 23 Ago 2015, 23:33 por Proinnteach Munro
» ≡ DOS AÑOS DESPUÉS...
Dom 23 Ago 2015, 23:31 por Proinnteach Munro
» ≡ SUBIR DE EDAD.
Dom 23 Ago 2015, 23:30 por Proinnteach Munro
» Jessica L. Pinaud [incompleta]
Dom 23 Ago 2015, 23:29 por Proinnteach Munro
» ≡ PIDE TU RANGO.
Dom 23 Ago 2015, 23:21 por Proinnteach Munro
» mis dibus
Lun 24 Nov 2014, 13:36 por Gabriella-Phantomhive
» Holaaa, soy nuevo :)
Sáb 04 Oct 2014, 06:26 por Nicholas D. Jane
» ¡Hola Hola!
Sáb 04 Oct 2014, 04:14 por chicoaeseg15
» El último que postea, ¡gana! [V. 03]
Miér 30 Jul 2014, 03:07 por Nydia Harclay
» Fuck, date o pass [V. 05]
Sáb 26 Jul 2014, 06:53 por Helle Ehle
» Hi!
Sáb 26 Jul 2014, 06:42 por Helle Ehle
» Ponle enemigo al de arriba.
Sáb 26 Jul 2014, 05:50 por Helle Ehle
» ¿Esto o aquello? [V. 03]
Sáb 26 Jul 2014, 05:49 por Helle Ehle
» Coloca en una casa de Hogwarts al PJ de arriba
Sáb 26 Jul 2014, 05:48 por Helle Ehle
» Los Juegos del Hambre: VENGANZA (continuación Sinsajo)
Sáb 21 Jun 2014, 12:42 por sam everdeen
» Ponle pareja al de arriba [V. 05]
Miér 21 Mayo 2014, 11:37 por Matt Dennison
» Alguna vez has...
Jue 15 Mayo 2014, 06:12 por Marly