Jens H. Nysström

Peculiar. Definámoslo así.
Jens es peculiar. Algunos preferirían denominarlo 'raro'. A él le gusta la palabra 'transgresor'.
A Jens le encanta ir al revés de los demás y ese es el principal pilar de su personalidad. Pretende romper moldes, cambiar las cosas, hacer algo que quede para siempre en la historia.

Un rebelde empedernido. Atrevido. Inconformista. Impulsivo. El chico lo tiene todo.

Desde que tiene uso de razón, Jens ha estado en desacuerdo con todo lo que le rodea e ha intentado cambiarlo sin mucho éxito. No le gusta la opresión, ni la desigualdad, y se pasa los días planeando como meterse en líos para fastidiar al Capitolio. Es demasiado impulsivo y más de una vez suele pasarse de temerario, por lo que ha recibido más de una paliza por mezclarse donde no debía. Aún así sus ideales jamás se han visto modificados, y probablemente seguirá en sus trece hasta que muera (o lo maten).

Es un chico temperamental, inestable, que siente de manera muy intensa y al que le cuesta mucho controlar sus propias emociones. Pierde los estribos con una facilidad relativamente rápida, por lo que no es muy extraño que siempre ande metido en peleas y líos. Con pocas palabras, con uno o dos gestos incluso, sin esforzarte demasiado, puedes desencadenar la furia de Jens. Tan sencillo como eso. Jamás se echa atrás en nada, por muy difícil que vea la situación; su sentido del peligro es prácticamente inexistente cuándo está cegado por la ira. Lo increíble es que no esté muerto ya.

Es voluble, inconstante, y tal cómo hoy puede encontrarte agradable, mañana puede desarrollar por ti un odio visceral. Se niega a rendirse a la rutina y a la opresión como el resto de su pueblo, y siempre busca formas nuevas de estimular su triste vida: tiene pánico a crecer y a volverse cómo los demás. Siempre ha creído que es especial y que ha nacido para hacer grandes cosas, para salvar a su pueblo, pero de momento poco ha conseguido.

Se ríe de todo y de todos, y se toma con humor su situación actual. Se pasa el día vagando por el distrito, sin mucho que hacer ya que no es un gran estudiante debido a que suele tener la cabeza en otras cosas siempre que está en clase. Hace lo mínimo por aprobar y no se preocupa mucho por no ser alguien de provecho en el futuro, por mucho que su padre se pase los días repitiéndole que cuando él falte Jens será el que se encargue del negocio familiar, el de los campos de fuerza. Para Jens su futuro se basa en liberar a Panem. El pobre siempre sueña demasiado a lo grande, sabiendo que en el fondo es un don nadie de un distrito cualquiera que probablemente no podrá ser más que un intento pobre de terrorista, pero aún así probablemente no se rendirá. Mejor jugársela que permanecer callado y adormecido como el resto de la población: el tiene muy clara una cosa, y es que no se irá de este mundo sin haber hecho mucho ruido y conseguido algún cambio, por muy pequeño que sea.

No es muy dado a socializar ya que para entablar una relación necesita que dicha persona se le haga interesante, novedosa, diferente, y hoy en día considera que en su distrito es bastante difícil encontrar a gente así. De todas formas, si estás entre los privilegiados, se volverá charlatán, tal vez demasiado, y si te coge cariño se convertirá en tu mayor aliado y protector. Pero todo los pros tienen sus contras y el problema de Jens es que cuando se siente unido a alguien se vuelve posesivo, obsesivo y celoso hasta extremos inimaginables y por su impulsividad puede acabar actuando como no debería. Lo único positivo de ésto es que no suele rodearse de la misma gente durante largos períodos de tiempo, por lo que pocas veces se le ha dado pie a éstas reacciones.

Entre sus gustos destaca su afición por las situaciones límite y el peligro en general. También le encanta meter las narices en todas partes, aunque no tenga que ver con él, y es muy curioso en cuánto a su entorno. Se entera de todo lo que sucede en el distrito, probablemente debido a su habilidad para escabullirse por todas partes y introducirse en los sitios más insospechados. Es bueno ocultándose y si Jens no quiere que le encuentren, entonces nadie lo encontrará. Allá donde vayas, sentirás que alguien te vigila de cerca, y este es el joven Nysström.

Jens es alto y desgarbado: es bastante flacucho, y a primera vista puede parecer incluso débil, pero lo cierto es que no carece de fuerza. Tiene unos rasgos angulosos y ligeramente andróginos: los pómulos, altos; la mandíbula, marcada y la barbilla redondeada y poco prominente.

Lleva la cabeza rapada ya que el cabello se le hace molesto por lo que es difícil distinguir su color de pelo, el cuál es entre castaño y rubio oscuro. Tiene las cejas ligeramente pobladas pero bien definidas, y los ojos oscuros y hundidos. Siempre parece tener unas ojeras permanentes como si llevara meses sin dormir y que le dan a su rostro un toque peculiar. Su nariz es de un tamaño normal y no destaca particularmente, al igual que sus labios, que son finos y corrientes.

No tiene demasiada musculatura ya que no es un chico atlético, pero tampoco está en mala forma: sus brazos son delgados y sus abdominales, poco marcados. De todas formas su físico poco atlético no es un problema para él: es bastante habilidoso con las manos, puede correr bastante rápido debido a su ligereza y se le da muy bien escabullirse por los sitios.

El pequeño Jens nació un día soleado de primavera en el seno de una familia pobre. Sus padres eran trabajadores en el ámbito de la fabricación de campos de fuerza y aunque nunca ganaban demasiado, siempre lo dieron todo por poder alimentar a su hijo y que creciera fuerte y sano. Desde pequeño, Jens siempre fue un niño muy peculiar: jamás lloraba, y tardó más años de lo normal en aprender a hablar, aunque aparentemente nunca ha sufrido ninguna dificultad para aprender, al contrario: era muy inteligente. Simplemente habló cuando tuvo algo relevante que decir, y es curioso que la primera frase que construyera fuera para quejarse de que tenía hambre.

Su infancia transcurrió con tranquilidad: iba a la escuela, corría por el distrito descubriéndose todos y cada uno de los rincones de éste y ayudaba a su madre cuando lo requería. Era un niño alegre, pese a los leves problemas respiratorios que sufrió debido a la contaminación del distrito, de los cuáles aún en su día a día quedan resquicios. Debido a ésto en su adolescencia en su interior empezó a crecer un odio contra el sistema que se acrecentó con el paso de los años y que hizo que cambiara: se volvió mucho más callado, más reservado y empezó a meterse en líos con los agentes del distrito. Forjó unos ideales fijos, empezó a soñar con destruir el Capitolio y eso es lo que motivó su vida hasta el día de hoy. Sus padres creen que es una estupidez luchar por esa causa ya que no creen que se pueda remediar la situación actual y que es mejor conformarse con lo que tienen: de todas formas su madre le deja hacer, al contrario que su padre, que desde que cumplió los dieciséis años ha empezado a presionarle para que deje correr esos ideales estúpidos y se centre en estudiar para luego poder trabajar con ellos. Sin embargo, Jens no parece tener ningún tipo de intención de cambiar.