PLATÓ ENTREVISTAS. | 74º ½ JDH.

por **Julius Tumblrman** Sáb 17 Dic 2011, 05:04

PLATÓ ENTREVISTAS
ENTREVISTAS DE LOS SEPTUAGÉSIMO CUARTOS Y MEDIO JUEGOS DEL HAMBRE.

PRESENTADOR:

JULIUS TUMBLRMAN

TRIBUTOS PARTICIPANTES:

Distrito 01
-Masculino. 17. Axel Wright.
-Femenino. 16. Aeryn Stark.

Distrito 02
-Masculino. 15. Aleksei V. Gavronskii.
-Femenino. 12. Shaylee Merrow.

Distrito 03
-Masculino. 14. Kenny R. Thompson.
-Femenino. 17. Jackie Harkness.

Distrito 04
-Masculino. 17. Sam Jackson.
-Femenino. 15. Aylen M. Hylian.

Distrito 05
-Masculino. 17. Yaroslav Smirnov.
-Femenino. 16. Zinnia Bennet.

Distrito 06
-Masculino. 15. Hazel Schwarzk.
-Femenino. 17. Lemon H. Dino.

Distrito 07
-Masculino. 17. Fabian Mustard.
-Femenino. 17. Australya D. Petrova.

Distrito 08
-Masculino. 16. Keith P. Sundown.
-Femenino. 12. Allie L. Freud.

Distrito 09
-Masculino. 16. Iker P. Dour.
-Femenino. 15. Applerose Custard.

Distrito 10
-Masculino. 15. Jedian A. Riverside.
-Femenino. 17. Savannah Donahue.

Distrito 11
-Masculino. 15. Ekray Blurr.
-Femenino. 15. Maia Harbour.

Distrito 12
-Masculino. 17. Mortimer Lacrivore.
-Femenino. 17. Nerwen Ringëril.

PROGRAMA DEL EVENTO:

1. PRESENTACIÓN DEL ACTO Y TRIBUTOS POR JULIUS TUMBLRMAN.
[En este tema, post inicial de rol de Julius (a continuación de éste).]
2. ENTRADA DE LOS TRIBUTOS, SALUDO Y TOMA DE ASIENTOS.
[En este tema, post de todos los tributos sin orden establecido. Puede ser más de un post.]
3. COMIENZO ENTREVISTAS INDIVIDUALES.
[Aviso en este tema. Posteriormente, temas individuales.]
4. ENTREVISTAS A LOS TRIBUTOS EN ORDEN F-M DEL 1 al 12.
[Temas individuales, orden atemporal de post pero no de línea histórica.]
5. FINALIZACIÓN DEL ACTO Y DESPEDIDA DE LOS TRIBUTOS.
[En este tema, post de los tributos que deseen tras Julius.]

por **Julius Tumblrman** Sáb 17 Dic 2011, 06:10

Nervios.

Se respiraba en el aire, se notaba en el ambiente. Cosquilleos en el estómago, nudos en la garganta... incluso para veteranos en la televisión como Julius era un momento importante. Se había dejado maquillar los ojos, arreglar la barba, peinar y adjuntar adornos brillantes en el pelo recogido con un pañuelo negro y poner una especie de traje de traje de ceremonias: un esmoquin roído con trozos de tela colgando, una pajarita con luces de colores y un frac negro y elegante que se extendía por su espalda y colgaba por debajo de su trasero, casi como si fuera una capa ondeante que le daba un aspecto de héroe y enfatizaba sus locos movimientos de acá para allá. Por supuesto, una pequeña petaca plateada y llena de ron le acompañaba en su bolsillo. Cuando nadie le miraba, le daba un traguito de vez en cuando. Por los nervios, claro. Todas las preguntas estaban en su mente, todo su desparpajo se vería desplegado en cuanto pisara en el escenario, y tenía claro -dada su experiencia- que tendría al público en su mano desde un primer momento. Los Capitolianos no eran un público demasiado exigente, podías encantarlos con un poco de purpurina y un buen espectáculo. Frotándose las manos y dándole un último sorbo a la petaca, siguió unos pasillos que le conducirían directamente al escenario, donde ya se oía el rugido del público que hacía temblar el suelo.

Antes de salir se tomó unos minutos para sí mismo, para tener las cosas claras. Estaba seguro de que el público de Panem no se resistiría a hacer que todo marchara cómo la seda, pero, ¿y los tributos? Julius, aún un poco bebido, tenía muy presente que el sistema del Capitolio solía provocar discordias en los distritos que los tributos dejaban entrever con indirectas en las entrevistas. En la mayoría de ellos se percibía la rebeldía, el asco, el miedo o la locura, lo cual solía llevar a no muy buenos resultados si se mostraba o descontrolaba, y más emitiéndose para todo el país. El presentador lo sabía bien, porque en cierto modo también los entendía. No podía ayudarles ni apoyarles cuando soltaran algo en contra del Capitolio, claro, pero siempre intentaba que los tributos se sintieran queridos y a gusto encima del escenario para aplacar sus ganas de soltar alguna perla ~~negra~~ que provocara una situación tensa para todo el mundo. ¿Qué tácticas tiene el bueno de Tumblrman? Bueno, poco más que evitar preguntas desagradables, comunicarles su apoyo e incluso, si le daba mucho al ron, se ponía algo cariñoso con ellos. Admiraba a todos aquellos muchachos que, a pesar de ir a la muerte misma, levantaban la cabeza y reunían valor y paciencia para llevar a cabo sus tácticas y engatusar a un público a los cuales tenían como verdugos. Y si no eran lo suficientemente bravos para ello, ya los ayudaría él. Porque ya la vida les había deparado un destino lo bastante cruel como para no hacerles pasar un buen rato aunque estuvieran en el mismo matadero.

Sin esperar ni un segundo más, Julius subió unos escalones y, en cuanto los focos le dieron en la cara indicándole que ya estaba en directo para todo Panem, fingió como que se tropezaba con el último escalón. Muchos de los espectadores soltaron un ligero "oh", creyendo que se iban a quedar sin presentador nada más empezar, pero éste se reincorporó enseguida y adelantó los dedos índices y levantó los pulgares mientras sonreía indicando que había sido una broma. Todos rieron y aplaudieron, y Julius sabía que ya tenía su atención en sus manos. A partir de ahí, todo sería coser y cantar. Hablando de cantar, una ligera música acompañó al presentador hasta la parte delantera del escenario, yendo mientras se bamboleaba y hacía extraños bailes antes de agarrarse con ambos manos a su mejor instrumento: el micrófono.

—¡Muy bienvenidos seáis todos a las entrevistas de los Septuagésimo Cuartos y Medio Juegos del Hambre!—gritó el presentador, sonriendo mientras hacía como que se tapaba los oídos por ensordecedora ovación—. Me alegra que estéis todos así de animados, ya pensaba que al haber tenido unos juegos hace tan poco estaríais algo cansados. Aunque siempre se puede hacer el esfuerzo para una segunda vez aunque sea un poco pronto, ya me entendéis. Como todos sabéis soy Julius Tumblrman, aunque no soy yo el protagonista de esta noche. Bueno, en realidad sí, pero ya sabéis... ¡no me gusta acaparar toda la atención!—añadió, guiñando un ojo—. Espero que estéis preparados para unas entrevistas cargadas de emoción y entretenimiento, ya que me consta que esta vez nuestros queridos tributos tienen mucho que contar, y muchas cosas por decir... ¡Pero de momento no desvelaré nada!—dijo, comprobando que eso dejaba al público en vilo por sus impacientes quejas—. ¿Os gustan las historias de hermanos en los juegos, Panem?—preguntó, recibiendo una exclamación afirmativa generalizada en respuesta—. ¿Y las trágicas historias familiares que acaban en asesinatos?—otra afirmación, esta vez más fuerte, que demostraba que tenían presente el asesinato de Rhuran—. ¿Y las historias de amor? ¡¿Os gustan las historias de amor, Panem?!—una afirmación que hizo temblar el recinto volvió a confirmar lo mucho que deseaban que los tributos les emocionaran y entretuvieran con todas esas historias, a pesar de lo tristes que les hacían a veces. El propio Julius sintió una punzada de dolor, sabiendo que todas las historias que iban a los juegos terminaban en muerte. A la mayoría se les pasaba, pero él, que se encariñaba tanto con sus entrevistados, recordaba la mayoría de tristes historias de los tributos que habían pasado por allí, y sólo por el dolor que recordarlas le provocaba y el conocimiento de que muchos otros sufrirían destinos similares le habían hecho plantearse dejar todo aquello.

Pero no, él seguía allí, y lo hacía por los tributos. Sabía que necesitarían tanta ayuda aquí, consiguiéndoles patrocinadores y haciendo que gustaran al público, como en el momento de la verdad en la Arena. Les ayudaría, por muy capitoliano que fuese. Porque él, a diferencia de muchos otros, no pasaba por alto que, al fin y al cabo, todo era una parte de un sistema cruel en el que él mismo estaba implicado, pero que poco podía hacer al respecto más que lo que estaba a punto de hacer: ayudarles ahí arriba. —Señoras y señores... ¡demos la bienvenida que se merecen a los tributos de estos juegos!—terminó, señalando las dos puertas situadas en la parte posterior del escenario desde la que saldrían los tributos en filas y se sentarían en las 24 sillas dispuestas para ellos, justo debajo de la pantalla gigante que ahora enfocaba su propia cara mirando hacia allí. Desde que salieran, los tributos se enfrentarían a una luz cegadora y a una ovación y aplausos que despertarían en ellos muchas sensaciones. Tumblrman sólo esperaba que todo fuera bien, sobre todo para ellos.

por **Shaylee Merrow** Sáb 17 Dic 2011, 11:06

Durante todo el trayecto y la corta estancia fuera de casa, la había pasado pegada a mi compañero de distrito y a su sombra, tratando de pasar desapercibida. Sólo me vi obligada a separarme de Aleksei cuando mi cuerpo quedó a merced de mis estilistas y equipo de preparación. Me resultó bastante violento que tratasen mi inocente cuerpo de aquella manera, y observasen a ver cómo poder potenciar mi físico para no parecer tan pequeña. Pero tal cual iban pensando en posibilidades de darme un aire un poco más ''sexy'' se dieron cuenta de que era demasiado pequeña, y que sería un crimen corromper tanta inocencia. Un aspecto sencillo, e inocente sería lo más adecuado. Así es que optaron por darme un aspecto tan inocente que fuese capaz de enternecer hasta los más fríos corazones del Capitolio.
Al ser tan joven, poco tuvieron que trabajar mi piel, pero sí esmerarse en mis manos, en las cuales tenía cicatrices, uñas rotas, y manchas en la piel. Todo ello causa de mis excavaciones furtivas. Podía casi considerarme una mimada en el capitolio por ser del distrito dos, pero eso no me iba a garantizar la victoria, ni mucho menos sobrevivir a las primeras 24 horas.
El equipo estilista, preparó mi cabello recogiendo media melena en la nuca despejando mi angelical rostro, el cual maquillaron muy levemente para corregir algunos brillos y matificar e iluminar la piel. Sobre mi cuerpo una única prenda, un vestido de color marfil con detalles en oro. Todo él con un corte bastante infantil y sencillo, que hacían que, junto con los zapatos sencillos y las medias, pareciese una muñequita de porcelana, que cualquier persona del capitolio desearía tener en una colección privada.
Escondida tras mi compañero Aleksei, esperé a que entrasen los tributos del uno, para entrar después en el escenario, retrasando un poco mis pasos al sentir la presión que los fuertes focos ejercían sobre mí.
Me sentía mucho más pequeña de lo que ya era, como si aquel escenario fuese una enorme boca y me engullese.
Con la ayuda de las indicaciones que me ofrecieron, caminé temerosa y mirando a mi alrededor como un animal salvaje enjaulado por primera vez, hasta que mis pasos me llevaron a un asiento en el cual me senté sin darme ni cuenta. De hecho, ni me di cuenta de cómo había llegado hasta aquí.
Una vez sentada, escondí mis manos a ambos lados de mis muslos dejando que mis hombros cayesen mientras observaba todo a mi alrededor, deseando estar en casa, o encontrar una parcela de tierra en la que cavar un hoyo y enterrarme para desaparecer de aquel lugar, al menos hasta que terminasen las entrevistas.

FDR: Si no debo de postear aquí avísame (entendí que esto se posteaba aquí)

por **Hazel Schwarzk** Sáb 17 Dic 2011, 12:30

Después del tren y de haber contactado con casi todos los tributos. Es decir no quería ir de simpático y luego traicionero, pues todos sabíamos que nos teníamos que matar entre nosotros así que no era nada nuevo. Pero prefería intentar conocerlos y llevarme medianamente bien y en cuanto llegase a la Arena, olvidarlo y no dejarme influir por cómo habían sido. Pues en cuanto estuviésemos en la Arena, todos cambiarían, sobretodo cuando comenzasen a quedar menos tributos, si es que llegaba hasta ese puto, claro.

El Capitolio, fue sencillamente impresionante, y digo sencillamente porque carezco de más palabras para describirlo. Era inmenso, super tecnológico y fuera de toda imaginación , a pesar de que hubiese visto algunas partes por la televisión. Era demasiado extraño. Gente modificada con partes de animales, otros con la piel de colores o brillante, otros sufrían modificaciones más sutiles como labios gruesos o orejas puntiagudas cual elfo, pero eso era más discreto y podía ser natural.
En cuanto llegamos al centro ¿qué hice? Obviamente comer, comer y comer, necesitaba coger energía, coger un poco de peso para convertirlo en músculo. Pero , en realidad lo primero, fue entrar en mi habitación y derrumbarme a llorar. Había temido a hacerlo en el tren pues estaban todos los tributos delante pero en mi habitación no había peligro. Que por cierto la habitación era… enorme y para nada como la que yo tenía en mi distrito y del baño ya ni hablemos. Pero es que claro, yo en el distrito 6 pertenecía a las familias más pobres, habría otras a las que esto no les habría parecido tan extraño pero para mí era una innovación.

Luego comenzaron todos esos rollos de arreglarse y de buscar un enfoque pero yo no necesitaba dar ningún enfoque. Era simplemente como era y mi mentor coincidía en ello porque me conseguía a cualquier persona. Es decir, tenía carisma y podía adaptarme era un actor nato como ya sabéis. Y para colmo tenía fama ya creada debido al espectáculo montado en el distrito 6. El caso era que hicieron desaparecer mi moratón como bien me había dicho Jackie en el tren y algunas cicatrices de mi piel desaparecieron incluso, acabé con el pelo incluso más claro ¿qué tendría el agua del Capitolio? O…¿qué tendría el agua del distrito 6 para dejar el pelo mate? Y optaron por dejarlo desordenado. Decían que mi personalidad era algo así como de egocéntrico, gracioso, carismático y rebelde, e incluso un toque sexy pero por mucho que quisiesen que le sacase partido ahora me dolía, sabía que era mucho más que posible que no volviese a ver a Penny, pero aún así. Aunque a pesar de ello no descarté la idea. Bueno, si me definían así no iba a ser yo el que dijese que no.

Luego nos trasladaron al plató televisivo una vez estuvimos arreglados, las chicas eran las que mediante sus vestidos enfocaban más cómo serían o cómo se darían a ver ante el Capitolio. Se escuchaba la voz del nuevo presentador del tal Julius desde detrás de las puertas. Estábamos ordenados por distritos para cuando entrásemos formar un arco donde quedaría yo por la zona del centro, porque ser del distrito 6 tenía eso. Oí cómo le preguntaba al capitolio : "¿Os gustan las historias de hermanos en los juegos, Panem?¿Y las trágicas historias familiares que acaban en asesinatos?¿Y las historias de amor? ¡¿Os gustan las historias de amor, Panem?!" Sabía que los presentadores lo último que querían era hundir a un tributo por lo que ayudarían todo lo que estuviese en su mano al tributo a salir del apuro, por lo que debía mostrarme natural divertido, egocéntrico y simplemente encantador con la audiencia.

Cuando entramos en plató observé cómo se sentaron primero los del 1, los del 2, donde logré ver a Shaylee a la cual habían mantenido con su aire infantil, bien porque si la hubiesen enfocado de otra manera la habrían cagado. Cuando llegué a mi asiento me senté y sonreí de forma natural, con una comisura más alzada que la otra de forma un poco chulesca. Así era el Hazel que le mostraba a todos incluso en mi distrito, excepto a mis más allegados lo cuales sabían que no era para nada así. Entonces me acordé de Jace y deseé que se encontrase a salvo al igual que mi hermano Ash y mi abuela.

por **Nerwen Riverside** Sáb 17 Dic 2011, 23:26

Requirieron mucho personal, persuasión y esfuerzo para dejar a Nerwen lista para la ronda de entrevistas. Quería ir a esa presentación, si había alguna manera de sobrevivir más de veinticuatro horas en la arena sería gracias a esa entrevista pues buscar “patrocinadores” que surtieran a los tributos con paracaídas llenos de cosas útiles dentro del campo era el objetivo de la misma. Sin embargo, quería ser ella, necesitaba ser Nerwen Ringëril, tener su sello de identidad y no ser una muñeca pintada del capitolio, por que eso es lo que querían hacer con ella. En cuanto vio los cosméticos traídos por el equipo de estética los tiró por el aire y para hacer más obvia su protesta, se sentó en el alfeizar de la ventana mirando a todos con ánimos de morder a quien osara acercarse más de un metro a ella. El “vestido” era demasiado sexy y antinatural. No quedaría bien a su desaliñado cuerpo y eso que había ganado un par de kilos gracias a todos los panes de leche que había ingerido desde que subió a ese maldito tren.

Tardaron media hora en convencerla que eso era lo mejor, pintarla, ponerle una máscara y dejarse llevar por su fuerte carácter. Era un punto de enfoque como otro, solo potenciarían su lado salvaje ese por el que mataba ratas con palos y encandilaba a la gente con sus ojos verdes intensos. Su esteticista juró que no iba a dejar de ser ella, continuaría con su esencia de niña desatada podría decir cuanto pasara por su mente aunque poniendo un filtro entre sus pensamientos y su boca. Y como si todos esos halagos (por que si la llamaban salvaje era un piropo para ella) hubieran surtido efecto en su persona, abandonó su posición ofensiva y se sentó en la silla de preparación.

Hicieron de todo con su cuerpo. Primero, depilaron toda su figura hasta lugares donde no sabía que tenía pelo. Luego, hicieron un tratamiento para dejar sedoso y brillante su pelo, oscureciéndolo varios tonos más para dejarlo azabache como el carbón (siempre esa maldita manía de asociar los distritos con sus productos) y cortando un flequillo recto que caía sobre su frente. Más tarde se ocuparon de sus desastrosas uñas, si antes estaban rotas y sucias acabaron por lucir perfectas en un tono carmín. Luego su piel, su nívea piel quedó como si fuera de porcelana y con todas las imperfecciones, incluidas cicatrices, quedando bajo una suave capa de maquillaje. Potenciaron sus ojos verdes con delineador negro y le pusieron unas pestañas postizas ya que las suyas eran muy pobres. Por último, pintaron sus labios en un tono rojo intenso, semejo a como sería el fuego ardiente. Cuando se miró en el espejo, tuvo que abrir más los ojos de la cuenta por que no se reconocía y llevó la yema de sus dedos hasta sus mejillas para cerciorarse que no era una imagen ficticia lo que había delante.

En cuanto al vestido, tuvo un poco más de suerte, sí, había falda pero bajo ella había unos pequeños shorts negros que iban a darle seguridad, además, se veían gracias a la raja del vestido. Calzarse los tacones fue un poco más difícil, no eran muy altos pero toda su vida había ido plana así que tardó varios minutos en acostumbrarse para caminar medio decentemente. Y el escote central no importaba. Estaba plana casi podía asemejarse a un chico y las costillas iban a marcarse dejando entrever el hambre que pasaban los tributos en sus Distritos. Dentro de lo que cabe, una vez pudo verse de cuerpo entero entre los aplausos de todos los estilistas, no era tan mal atuendo.

Unas horas después, estaba tras el escenario de entrevistas, nerviosa mirando hacia arriba todos los cables y acariciando con la yema de sus dedos el collar que llevaba justo en medio de su escote como si fuera el que Shane le había dado. Dentro de toda esa estupidez había un punto, Vee podría verla por primera vez como una señorita y no como la machota que era siempre. Tomó aire cuando comenzó a escuchar a Julius adueñarse de su público y crujió su cuello para calmar todos los nervios, debía salir ahí y ser ella misma, solo dando un poco más de misterio a su persona, jugar con esa parte salvaje intensificada por su atuendo y hacer todo lo que estuviera en su mano para hacer honor a su distrito, incluso iba a lanzar sonrisas, muy pero que muy sonrisas pero furtivamente te podrían apreciar en su rostro.

Cuando entraron en el plató una de las últimas, mantuvo su actitud misteriosa, paseando su mirada verde por el público como había pedido su preparador para sorprenderlos pero sin mostrar aún las sonrisas preparadas solo dejando un vago sentimiento de “¿Qué estará pensando” y tomando asiento en la silla, iba a ser la última así que podía acomodarse. Cruzó una de las piernas encima de la otra, justo la que tenía el escote en la pierna para dejar entrever sus shorts y su marca personal. No miró hacia los otros tributos por que no quería encontrar la mirada del bastardo de Jedian y se centró en saber que Vee estaría orgullosa de ella ante el televisor.

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Vestido:

Spoiler:

por **Allie L. Freud** Dom 18 Dic 2011, 03:16

Entra vestida con una túnica de seda azul intenso, con bordados en hilo de plata y perlas.Se sienta tímida en su sitio y espera su turno
OFF:Siento que sea tan corto pero tengo que marcharme, esta noche vuelvo.No me saltéis mi entrevista por favor!

por **Axel Wright** Dom 18 Dic 2011, 03:42

Nunca había estado en el Capitolio. La verdad es que podría haber ido sin demasiadas dificultades; es más, me constaba que Aeryn se había pasado un par de veces. Nuestra posición económica daba ciertos privilegios, aunque, como se había visto, no nos eximía de los Juegos. El lugar me impresionó, todo hay que decirlo, aunque la gente era algo extraña para mi gusto. Sin embargo, las estructuras, las luces... todo era increíble. Por otro lado, el centro de entrenamiento, donde pasaríamos los días anteriores a la Arena, no me impresionó demasiado. Era muy parecido a mi casa, pero carecía del toque personal que ésta tenía. Sin embargo, supuse que para los demás tributos sería maravilloso.

Pero no había tiempo para admirar demasiado. En cuanto llegamos, nos separaron y no volví a ver mi hermana hasta después de toda la sesión de maquillaje, preparación, contenido, presentación... Todo para dar una imagen espectacular durante la entrevista. Tenía bastante claro que la entrevista era una de mis bazas fuertes, y pensaba aprovecharla. Me alisaron, recolocaron y toquetearon el pelo. Me probaron distintos trajes. Utilizamos distintos enfoques que dar a mi personalidad. Finalmente, echaron sobre mi piel una leve capa de alisador y me dejaron el pelo algo más corto de lo que lo solía llevar y con el flequillo subido, gracias a una pequeña descarga eléctrica. Era curioso. No podía parar de tocarlo, hasta que me dio una pequeño calambre. Ahí paré.

En cuanto al traje, escogieron un esmoquin bastante sencillo. No querían que la ropa eclipsara mi personalidad, que, según dijeron, era la baza fuerte. Me iba a presentar como el divertido. Sí, claro, supongo que tuvo algo que ver lo del tren. Pero lo bueno era que no tenía que interpretar ser otra persona. Podía ser yo mismo. Aunque claro, escondiendo mi odio al Capitolio. Pero eso no era problema. Había llevado esa máscara tanto tiempo que no me costó ponérmela otra vez más.

Llegamos al plató de las entrevistas. Era enorme. El presentador, Julius Tumblrman, fue el primero en salir. Su comentario sobre los hermanos en los Juegos no pudo sino hacerme reír. Me giré hacia mi hermana y le dirigí una sonrisa. "Sí, somos nosotros", quise decirle con la mirada. Ella subió y yo la seguí. La luz me cegó unos instantes, pero al segundo compuse una sonrisa y recorrí el escenario para llegar a mi asiento. Sí, perfecto. Este era mi terreno. Captar patrocinadores sería bastante fácil. Pero lo de luchar en la Arena no lo veía tan claro.

por **Maia Harbour** Dom 18 Dic 2011, 03:49

Desde que me había bajado del tren todo había sido un poco caótico, Seeder se había encargado de mi, diciéndome como entrar al plató, como andar, como sentarme, responder a las preguntas y buscar un enfoque para mi cosa que hizo junto a Adele, la cual a diferencia de muchas personas que había visto en el capitolio parecía bastante natural, aparte de su pelo, maquillaje y ropa no había nada mucho más exagerado. Se pasó cerca de una hora hablando conmigo y buscando el enfoque perfecto para mi, me probé cerca de cinco vestidos, la mayoría de corte bastante parecido excepto por uno que era realmente largo. Finalmente eligió uno azul con detalles en azul y blanco, de mangas cortas y la parte de la falta hasta la mitad del muslo, pero para hacerlo más pomposo llevaba un falsillo por dentro que le daba más volumen. Los zapatos eran unas sandalias marrones con bastante plataforma, y gracias a Dios era bastante fácil andar con ellas ya que apenas pesaban.
El equipo de estética me depiló, y arregló algunas de las cicatrices producidas por el trabajo en los campos dejándome a nivel 0, como lo llamaban ellos, después maquillaron todo mi cuerpo para darle un aspecto más cuidado, arreglaron mis uñas y las pintaron de un azul marino profundo y dibujaron detalles dorados. El maquillaje era bastante simple, rímel a grandes cantidades, sombra de ojos casi del color de mi piel y la raya negra solo en mis parpados, los labios pintados de color rojo y una capa casi imperceptible de colorete. El pelo recogido en una cola alta dejando ver lo largo que era. Al mirarme al espejo quedé sorprendida ya que nunca creí que me vería así, por orden expresa tenía que sonreír todo el tiempo para dejar salir a luz el enfoque de carismática, simpática, extrovertida y algo dulce adolescente que me quisieron dar, ya que lo que menos parecía en ese momento era una niña. Por última vez seguí a mi estilista en una corta clase para que aprendiera a caminar segura ante todo Panem.

Al llegar a la parte de atrás del escenario luché con el impulso de morderme el labio inferior ya que me lo habían prohibido, miré a todos lados y vi a todos los tributos, todos algo distintos a como nos habíamos visto en el tren debido a que cada uno iba con el "enfoque" que nos habían dado.
Suspiré al escuchar a Julius hablar, repasé mentalmente todo lo que me habían dicho y comencé a andar. Los focos me dieron de lleno en los ojos pero en vez de cerrarlos o hacer algo típico mío puse una mano en mi cintura, sonreí y comencé a andar con elegancia y al más puro estilo de las antiguas modelos que había visto en uno de los vídeos que me enseñaron, llegué hasta mi silla me senté con cuidado ya que el vestido era lo suficientemente corto como para que se me viera todo si no me colocaba bien, me erguí en la silla y me crucé de piernas posando las manos sobre mis rodillas sin borrar la sonrisa de mis labios. Hora de el espectáculo pensé al ver en la pantalla como se sentaban los últimos tributos, lo que daba paso a el gran circo que íbamos a protagonizar y a nuestros 3 minutos de gloria para intentar conseguir a tantos patrocinadores como pudiéramos.

vestido:

maquillaje:

por **Jackie Harkness** Lun 19 Dic 2011, 03:41

Era el gran día. La presentación oficial de los tributos en televisión, cuando el presentador Julius Trunosequé los exprimiría a más no poder, hasta sacarles sus más íntimos secretos. Já. Nadie sabía nada de Jackie, ni siquiera él. Y no lograría que una palabra cierta y sincera saliera de sus labios, o eso esperaba.

El equipo de estilistas había hecho un magnífico tabajo con ella, aunque no podía decirse que les hubiese costado mucho. Jackie se había dejado mimar, había dejado que la tratasen como a una reina y que eliminaran de su piel hasta la última imperfección. Sin un pelo fuera de su sitio, con la piel suave y brillante, y unas uñas perfectas, estaba preparada para comerse al mundo.

Ya tenía adjudicado su papel. Sería la chica tecnológica del distrito tres, y como tal, no habría nada natural en ella. Sin ningún reparo había aceptado que le colocasen unos pequeños leds debajo de la piel, justo bajo el ojo izquierdo, de tal manera que en la oscuridad se veía una línea de pequeños puntos de luz cambiantes, eléctricos. Además unas lentillas de un tono plateado y antinatural hacían destellear su mirada. Sus labios estaban pintados de un tono azul cielo artificial, a juego con sus uñas. En el plató, su cara brillaba. Y le gustaba.

Su cabello había sido recogido en un moño despeinado en lo alto de su cabeza, y sin duda era lo más simple de su atuendo. Como vestimenta, un vestido magnífico que simulaba una galaxia lejana. Tela oscura, falda rígida de vuelo, sin mangas que cubrieran sus brazos ahora sin cicatrices. Las manchas que simulaban ser estrellas también brillaban en la oscuridad, incluso parecían moverse a una velocidad casi inapreciable. Era precioso, sobrecogedor. Jackie estaba encantada con su aspecto, sobre todo por el hecho de que representaba un mundo lejano donde las cosas podían ser mucho mejor que en el que vivía. Y también peor, pero ser negativa no tenía ningún sentido.

Cuando llegó su turno, entró en el plató con paso tranquilo, la cabeza bien alta, mirando al infinito como un ser inalcanzable. Imnexpresiva a excepción de un atisbo de sonrisa de superioridad fingida. No se inmutó ante los focos, ni ante los murmullos de la gente, ni ante los comentarios del presentador. Era la chica-robot, fría como el metal, y nada le afectaba. Se sentó en su lugar asignado, colocó las manos en su regazo, y se limitó a escuchar y observar, hasta que llegase su turno. El show debía comenzar.

Spoiler:

por **Aeryn Stark** Lun 19 Dic 2011, 05:19

Por fin había llegado el día. Los nervios de todos nosotros podían palparse en el ambiente. Por el contrario, yo estaba bastante tranquila. Desde que supe que era elegida como tributo, mi humor se tornó de un color bastante más negro. No había querido hablar con nadie, en ocasiones ni si quiera comer. ¿Por qué hacer amigos, si tendría que matarlos? ¿Por qué comer, si lo más seguro sería que otro me matara? Y... Cómo se encontraría mamá después de saber que como mínimo uno de los dos, entre Axel y yo, moriría... Debo reconocer que la depresión se apoderó de mí.
Pero aquel día me levanté con una vida especial en el cuerpo. No tenía muy claro por qué, pero la idea de salir al plató, y de captar patrocinadores, me llamaba la atención.

Aquella mañana me levantaron temprano para empezar a prepararme. Después de ducharme, todo con tranquilidad, empezaron a arreglarme en pelo, que quedó liso, como siempre, pero con unas ondas que lo hacían especialmente bonito. La verdad, no me sentía como si estuvieran a punto de matarme, como unos días atrás. Me sentía por fin con fuerzas de sacarle todo el partido que pudiera a la entrevista.
Tras unas horas de distintos arreglos, mi pelo y mi piel quedaron brillantes, y perfectos, y mi maquillaje fino y natural. Me habían puesto una sombra azul que resaltaba mis ojos. Ahora sólo me quedaba ver el vestido que llevaría.

Los estilistas entraron con decisión, ya casi apurados de tiempo, y me pusieron el vestido que llevaría para mi entrevista. No me dio tiempo a mirarlo bien hasta que lo tuve del todo puesto. Debo reconocer que me sorprendí bastante. Al margen de todos esos vestidos raros, representativos, y diferentes que sabía que llevarían los otros tributos, mi vestido era... incluso bonito.
No era corto, como esperaba, si no que me llegaba hasta los pies, arrastrando por el suelo. Era de color azul, y muy sedoso. Tanto, que si te fijabas, podrías ver casi por completo el contorno de mi figura, ya que además, marcaba mucho las curvas que tenía, por pocas que fueran. Tenía la espalda y los costados al aire, bordeados con unos perfectos diamantes incrustados en él, símbolo de mi distrito. El O1, el más rico de todos. Sin duda era significativo.

algo así:

Cuando llegó la hora de encontrarme junto con los demás tributos, comprobé que era cierto lo que ya imaginaba. Vestidos pomposos, y extraños, brillantes, y de colores varios, se colocaban detrás de mí, ya que yo tenía que ser la primera en salir. Miré divertida a mi hermano, viendo que a él también parecían haberle vestido de manera más clásica. Me acerqué a su oído un segundo antes de salir al escenario, susurrando un "Somos los más raros, parecemos personas normales", y le guiñé un ojo antes de salir decidida al escenario, segura de mí misma, y sonriendo al público.
Anduve hasta el lugar que debía ocupar, y me senté, con una sonrisa imborrable en mi cara.
Miré de reojo a Axel. Ya éramos conocidos como los hermanos de los Juegos, así que... Nuestras entrevistas no iban a ser aburridas, lo tenía muy claro.

Off-. Siento la tardanza ._. Examenes everywhere.

por **Kenny R. Thompson** Mar 20 Dic 2011, 03:42

Kenneth había pasado un día horrible. No le gustaba la gente del Capitolio, porque todos tienen una personalidad demasiado efusiva y parecen empeñar todas sus horas del día en hacer cosas que no sirven para nada. Parece que viven única y exclusivamente para el ocio, cosa que Kenneth no soporta.
Tampoco soporta que le hayan dado a conocer al mundo como Kenny. Kenny es como lo llama su madre, y solo ella. Su aparición televisada en el tren abrazándole con lágrimas en los ojos, diciéndole "Kenny, ten cuidado, sé fuerte cariño" y todas esas cosas que dice una madre que sabe que no va a volver a ver nunca a su hijo, han dado una imagen de él que no quería para nada. Él no había planeado ninguna estrategia. Iba a haber sido el chico apático, antisocial y poco hablador que es siempre. Pero desde que todo Panem piensa que es un niño de mamá, ha tenido que pensar una desde cero. Va a mostrarse al mundo (no sin esfuerzo) como un chico alegre, divertido, charlatán y, por qué no, un poco tonto.
Porque el punto fuerte de Kenneth consiste en su inteligencia. Y si los demás imaginan que es un idiota redomado, les pillará desprevenidos.
Los estilistas habían tenido una ardua sesión de trabajo con él. Habían tenido que arreglarle las cejas, cosa que él no había hecho nunca. Su cara, surcada de granos anteriormente, parecía ahora la de una persona nueva. Sin duda, en el Capitolio no escatiman en gastos para los tributos, y le han debido de dar el mejor tratamiento facial del mercado. Le habían aplicado una loción que haría que no le creciese la barba en meses, cosa que él agradece, porque nunca le gustó nada. Surió mucho cuando le arrancaron la ortodoncia y con ella, los dientes, para ser sustituidos por unas piezas de porcelana blancas completamente nuevas. Habían cortado su pelo y lo habían maquillado. Parecía incluso hasta guapo. Porque además no llevaba sus gafas de pasta. Se las habían quitado, y le habían puesto lentillas. Sin embargo, él sabía que no llegaba a la altura de los talones de la mayoría de los demás tributos.
Ni siquiera con aquella americana violeta que le habían puesto. Lleva también una camisa de raso blanco y brillante, con una pajarita negra. Los pantalones son grises, y lleva unos zapatos tan lustrosos que duele mirarlos.
Así que, de esa guisa, deshaciéndose en sonrisas y saludos para todo el mundo, se sienta en su silla...
y desea morirse de una vez.

por **Applerose Custard** Mar 20 Dic 2011, 05:51

Parecía una niña pequeña. Corría por aquella habitación, admirando telas, zapatos y cualquier cosa que brillara. Si aquél era el precio a pagar por ser tributo… repetiría todos los años.
La habían lavado, peinado y depilado. Su piel estaba suave y habían hecho un milagro con su desastroso pelo. Habían conseguido que tuviera volumen y dejara de estar áspero y seco. Era lo que más le gustaba de todo. Cuando sus estilistas consiguieron sentarla para empezar a vestirla ella sólo pensaba en lo guapa que estaría. Applerose era un poco… bastante inconsciente. Pensaba lo que quería pensar, cuando quería pensarlo. Y en ese momento no asociaba su vestido con la Arena a la que debería enfrentarse unos días más tarde.

Cuando finalmente acabaron de arreglarla, zapatos incluídos, la pusieron delante de un espejo. Llevaba un vestido precioso, todo de gasas y en tonos suaves y delicados. El cabello se lo habían dejado suelto, y le habían puesto una corona de hojas a la que le habían atado el lazo de Zora. Dio un par de vueltas sobre sí misma para verse mejor. No era un vestido como los que había visto en su distrito, pero era bonito. Como resultaba muy corto, le habían puesto unas medias que le llegaban por encima de la rodilla, y unas botas de cordones preciosas que le cubrían hasta un poco más arriba del tobillo.

Salió de aquella sala casi sonriendo. Por lo menos iba canturreando algo en su cabeza, pero por alguna razón no se atrevió a hacerlo en voz alta. Cuando llegó al plató de televisión vio a sus demás compañeros tributos, todos muy guapos y arreglados. Sabía que aquél presentador, el que estuvo a punto de caerse al suelo, les haría preguntas. Applerose era lista a pesar de todo. Sabía que les preguntarían cosas difíciles, que dieran juego. Ella tenía algunas cosas de las que prefería no hablar, por lo que se había preparado mentalmente. Claro, que a una persona con una inestabilidad mental como la suya, aquello no servía de mucho.

por **Mortimer Lacrivore** Mar 20 Dic 2011, 10:45

Mortimer no se había cambiado apenas. Nada de retoques en su cara, ni siquiera maquillaje para que le vieran más guapo. Puede que le hubiesen oscurecido el contorno de los ojos, pero poco más. Su vestimenta era tan similar de la que llevaba día a día que parecía que llevara con ella días. El traje que usaba había sido cortado y recosido, con pegotes de otros trajes ya usados, para darle el efecto pobre y desgarbado que él tenía.
A la llegada del plató, muchísimas luces lo enfocaron. Nunca había sido el centro de atención de nada y no le gustaba serlo dos días antes de su muerte, así que andó a paso ligero, observando a su compañera de Distrito estar por ahí. Según le habían dicho, su compañera andaba mucho con un grupo de Tributos, habían hecho algo así como una especie de pandilla. Penoso e infantil.
Finalmente, le tocó su turno y entró a recibir a el "señor" Tumblrman.

por **Jedian A. Riverside** Miér 21 Dic 2011, 09:02

Nada más bajar del tren nos dirigimos al centro de entrenamiento donde los estilistas comenzaron a trabajar con nuestro cuerpo por mi parte me quitaron todas las cicatrices de manos y rodillas causadas por el trabajo en el campo. Además procuraron no dejarme ni un solo pelo con vida en todo mi cuerpo, lo que me resultó un poco absurdo ya que a la entrevista iba a ir tapado por lo cual no era necesario hacerme sufrir. Una vez se me hubieron pasado los dolores a causa de la irritación por la depilación me di cuenta de que era bastante cómodo andar sin pelos en el cuerpo, era por así decirlo como una segunda piel.

Después de mi cuerpo pasaron a mi pelo donde se ocuparon de cortarlo y darle un nuevo corte para luego añadir un par de reflejos rojos en mi flequillo-tupé. Más tarde quitaron mis ojeras y depilaron mi barba dejando mis mejillas como las de un niño pequeño. Me quitaron el entrecejo y dieron una solución a mis dientes para que se volvieran blancos como los de mismísimos “Capitolianos”.

Lo que me habían preparado para llevar no me lo podría haber imaginado nunca. Unos pantalones rojos como la sangre, unas botas militares a los pies y una camisa negra con unas tachuelas doradas en los hombros. No me lo podría haber imaginado porque era muy parecido a lo que había llevado Mortak en su entrevista a excepción de los colores y algunos detalles. Como coronación final me colgaron del cuello una alianza de oro, la alianza de mis padres y que mi hermano antes de morir había llevado. Yo atónito escuchaba como relataban la historia de la búsqueda del mismo para terminar el conjunto, al parecer todo el capitolio esperaba de mi un Mortak que durara un poco más pero que les hiciera emocionarse tanto como pasó con él. No me lo podía creer, querían que fuera una copia barata de mi hermano, me veían como un simple actor para satisfacer sus necesidades de telenovela diaria. Por mi parte me contuve de decir unas cuatro cosas, en el fondo ellos no tenían la culpa de que saliera elegido.

Al llegar al plató no pude empezar a temblar como hice en el tren, esta vez no por mi muerte sino por los focos. Sentía las piernas moverse rápidamente nerviosas por saber que todo Panem estaría siguiéndome al igual que a otro veintitrés tributos. Al salir a escena no pude evitar entrecerrar los ojos debido a la intensidad de los focos. Vi al nuevo presentador de los juegos “Julius Tumblrman”, esperaba que fuera mejor que el que le había tocado a Mortak: Frank N. Furten. Una vez llegué a mi sitio me senté en el mismo mirando a Savannah vestida con un impresionante traje negro y con detalles dorados. Su maquillaje era espeluznante en el buen sentido de la palabra, la hacía parecer sexy y a la vez agresiva. Sabía que sería una buena optante al título de ganadora de los juegos.

Sitios más allá se encontraba Nerwen a la que no miraba, no quería ver a la sosa esa otra vez

por **Keith P. Sundown** Jue 22 Dic 2011, 03:31

Uno, dos, tres.

Todos los focos se giraron hacia él y hacia su compañera de distrito. Era el turno de ambos para entrar. Keith se secó el sudor de las manos en los pantalones, y dio varios pasos hacia delante, vacilando. No sabía que era lo apropiado para la ocasión. ¿Debía darle la mano o algo a su compañera, o mejor mantenerse alejados? Al fin y al cabo, de dejaban de ser enemigos obligados. Todos en esa sala irían tarde o temprano a por él.

Mira a Allie y la ve en su mundo, así que opta por ir también él a su bola. Las luces reflejan en su traje de color azul, a juego con el de la chica. La verdad es que los estilistas no habían derrochado imaginación ni talento con él, pero tampoco le importaba.

Recorre la distancia que le separa de su sitio, con seriedad, intentando no pensar en las cámaras, y se sienta en silencio.

por **Fabian Mustard** Jue 22 Dic 2011, 04:36

Desde el tren y en el Capitolio, Fabian había sido prácticamente un poste con dos ojos muy abiertos. Todo era nuevo, sorprendente y, desde luego... peligroso. Al menos para él, cuya paranoia no cesaba de atormentarle desde que había tomado consciencia de que estaba más cerca de la muerte que nunca. Él había elegido morir en cierto modo, pero eso no significa que no le diera miedo hacerlo por fin. Por mucho que no le quedara nada, o por mucho que lo prefiriera, morir seguía dándole todo el pánico del mundo. La incertidumbre sobre cómo moriría, si le dolería o si lo soportaría eran cuestiones que le acosaban permanentemente. Sólo lograba calmarse con las maravillas que había visto desde su llegaba, pues el Capitolio le fascinaba tanto como le aterrorizaba. Después de toda una vida en el pobre distrito 7, poco había visto en comparación. No era solo la comida, sino la gente, la instalaciones... todo allí alternaba de ser fascinante a dañino, incluidos sus compañeros tributos. Algunos parecían simpáticos, incluso habían intentado hablar con él, pero los pensamientos constantes de que alguno de ellos le matarían no hacían más que desquiciarle y provocar que no pudiera mantener relación con ninguno. Tal vez antes de morir los miraría lleno de gratitud, pero ahora no podía ofrecerles más que temor hacia ellos. sin duda, pronto le habrían identificado como el más rarito del grupo.

Lo peor es que existía información sobre él que había llegado de los habitantes del distrito, quizá también de su compañera Australya. Todos habían deducido que estaba un poco loco y desquiciado en aquel periodo que habían pasado con él -cosa que le inquietaba y reconfortaba por la posibilidad de tomarle como presa fácil-, y muchos habían visto también sus cortes y magulladuras. Al menos hasta que el equipo de estilistas hizo con él lo impensable, borrándole todas aquellas imperfecciones causadas y dejándole perfecto. Se miraba al espejo y no se reconocía, pero eso poco importaba ya a nadie. Ni siquiera a él. Nadie se iba a sentir mejor o peor por verle en mejor o peor estado cuando fuera a morir, simplemente moriría, y allí acabaría todo. Pocas más cosas importaban, y su tormento aumentaba cada día que pasaba allí en conocimiento de que iba a morir. El día de las entrevistas se puso aún más nervioso, pues no tenía ni la más remota idea de qué le iba a decir a todo Panem. ¿Gracias por haberle hecho desgraciado? ¿gracias por acabar con su sufrimiento matándole, tal vez? Todas aquellas confesiones alterarían al público, y desde luego no caería en gracia a nadie. ¿Qué debía hacer entonces? ¿mostrarse amable o simpático? En aquel momento lo único que le salía era aparentar simple felicidad, por mucho que en su interior contrastara con el enorme pánico que sentía. La felicidad de morir iba a permitirle actuar como si estuviera tranquilo en la entrevista, como si todo fuera a salir como él deseaba. Y, de hecho, así era.

Se acercaba el momento, y vio todo borroso a partir de aquel momento. Se notó arreglar y vestir con una camisa negra de botones que parecía tener hojas y árboles que brillaban con la luz, y una americana de rayas con pantalones a juego. Decidieron dejarle la camisa abierta, supuso, para demostrarle al público de Panem que no tenía magulladuras. Había oído comentarios de que no podían mostrarle como alguien con problemas mentales, pues seguramente chocaría con los intereses del Capitolio. Los tributos debían de ser lo más perfectos posibles hasta llegar a la Arena, pues no podían tener ningún defecto que alterara sus planes. Sin duda Fabian Mustard podía alterarlos con la simple mención de cualquiera de sus pensamientos, pero se esforzaría por reprimirlos, como ya había decidido horas antes. Por primera vez, sería un chico feliz, confiado y tranquilo. Por mucho que en la arena se fuera a convertir en un loco desquiciado con ganas de morir pero que a la vez huye de la muerte. Todo un personaje. Se dejó llevar por sus compañeros al escenario, y el tal Julius empezó a vociferar cosas que no se molestó en entender mientras se sentaba y sonreía, mientras abría mucho los ojos y la boca por ver la enormidad del escenario y del público. Sin duda, todo aquello le venía demasiado grande.

Spoiler:

por **Julius Tumblrman** Jue 22 Dic 2011, 13:52

~~

OFF: Ay, ay, ay. Siento interrumpir este maravilloso tema para alertar de la urgencia que hay en terminar las entrevistas lo antes posible. Llevo el ritmo de rol lo más rápido que puedo en las individuales, pero contamos con tan poco tiempo que apenas nos quedan ya cuatro días para terminar con todo esto y seguramente sea insuficiente (dado que tenemos los señalados días de nochebuena y navidad este fin de semana). Para acelerar, me gustaría que todos posteárais aquí cuanto antes mejor, y que también seáis breves en los individuales. Desde ya os anuncio que, dado que en algunos distritos han posteado los chicos pero no las chicas, procederemos en las individuales a entrevistar primero a los chicos que hayan posteado ya, así que estad atentos.

Saludos y lo siento por las prisas, pero como dijo el bueno del Comisario Gordon en Batman, "tengo que hacerlo lo mejor que puedo con lo que tengo" ;3.

por **Zinnia Bennet** Sáb 24 Dic 2011, 00:43

Off: Siento mucho mucho mucho mucho la tardanza. Apenas tuve tiempo.

Me había mostrado distante y callada, ¿para qué hablar? Es decir, al fin y al cabo todos íbamos a acabar muertos, y encima nos íbamos a matar entre nosotros, así que me daba igual. Habían decidido que me debía presentar como alguien sexy y misteriosa, no era nada de extrañar. Habían dicho que con mi mirada y mi cara se podía pero si abría la boca y dejaba salir esa dulzura y cariño por mis hermanas metería la pata rompiendo la fachada.
Llevaba un vestido dorado con escote hasta el ombligo pero que por suerte no dejaba ver nada, y por la espalda estaba abierto, por lo que básicamente me hubiera muerto de frío si en el plató no hiciese calor debido a todos los focos. Y llevaba una especie de rodilleras del mismo tejido y el mismo color que el vestido, no sabía para qué, pero vamos que se habían empeñado. No era demasiado largo es más, era corto, llegaba hasta por encima de la rodilla. Mi distrito era el de la energía y sobre todo debido al petróleo pero poco honor hacía al distrito con ese vestido, sin embargo estaba deslumbrante y eso era lo que importaba. Llevaba una sombra oscura que hacía resaltar mis ojos y los labios simplemente recubiertos por un brillo incoloro. En cambio el pelo lo llevaba suelto y ondulado. Y en los pies calzaba unos tacones negros de terciopelo , por suerte yo ya sabía andar con tacones de antes y no tenía ningún problema como algunas de mis compañeras.

por **Iker P. Dour** Sáb 24 Dic 2011, 12:43

Odio, odio, odio, a lot of odio. Iker odiaba a muerte a los malditos estilistas que habían diseñado el traje para la entrevista. Por favor, ¿qué tipo de coso es esto? Pelo repeinado y con tanta gomina que parecía grasiento y una camisilla de tirantes con un chaleco encima, que dejaba al descubierto sus brazos. En la parte de abajo llevaba un pantalón vaquero (lo único normal) y luego unos zapatos. Cuando se miraba al espejo, veía ridícula la combinación del chaleco con la camisilla. ¿Tan poco entendía de moda? Pues debía de ser eso.

Cuando llegó su turno, Iker entró con los ojos entrecerrados a causa de los focos que le cegaban la vista. Esperaba que no hubiese ningún escalón o se iba a meter un buen peñazo. Siguió caminando, observando al nuevo presentador, Tumblrman. No supo si saludarle o no, así que simplemente se acercó a su asiento y, junto a su compañera de Distrito, se sentó.

"Genial, bombardeo de preguntas" - pensó, mientras observaba con asco cómo el público aplaudía y se entretenía.

Mírale qué juapo:

por **Aleksei V. Gavronskii** Dom 25 Dic 2011, 12:49

Intenté pensar en que el público que nos vitoreaba efusivamente se había convertido en un gran grupo de tortugas, como mi querida Windy, que estaría en casa en aquel momento. Pero ello no me tranquilizó, es más, logró que estuviese aún más nervioso. Por tanto, cuando salí y me senté en mi lugar, junto a mi compañera de distrito: Shaylee Merrow, empecé a sudar, algo difícil, puesto que estaba abrigado por dos únicas capas de ropa: la caqueta negra y la pantalla finísima en forma de camisa que aún no había empezado a dejar ver las imagenes programadas por los estilistas.

Apareció un pájaro nocturno que sobrevolaba el lugar, y no pude evitar pensar en que las aves vivían libres y sin duda ellas no tenían problema alguno. No debían de tener toda una infancia horrible por la posibilidad de ir a Los Juegos, si no que la pasaban aprendiendo a volar gracias a sus progenitores. Sacudí la cabeza brevemente, dejando escapar algún que otro suspiro conciso e inaudible. Me limité a mostrar un rostro inexpresivo, ocultando mis verdaderos sentimientos, y a sentarme de forma correcta, apoyando la espalda contra el respaldo de mi asiento. Dejé que mi mirada se perdiese en el horizonte, mirando a la dirección en la que muchísimos kilómetros más allá, estaba mi familia contemplándome en la televisión.

Off: Perdón, aquí el yo no ha podido postear antes ;______;
Y no hay foto porque en mi caso, una imagen no vale más que mil palabras (?)

por **Julius Tumblrman** Mar 27 Dic 2011, 10:46

~~

Ding dong ding dang (sonido de aeropuerto).

Bueno, he de decir que se nos acaba el plazo para las entrevistas. Responderé lo que pueda y de la forma más breve posible a los que aún quieran terminarlas antes de iniciarse los juegos. Igualmente, informo que tenemos permiso para que, los que quieran, terminen sus entrevistas aún empezados los juegos. Así que los que deseen seguir posteando aquí y en las individuales, aún pasado el plazo de hoy, pueden hacerlo que yo seguiré contestando ^-^.

Como valoración personal debo daros las gracias a los que habéis participado, agradeciendo también secretamente a los que han sido más rápidos en postear (sé que no todos teníamos tal posibilidad, y menos por estas fechas...). Me lo he pasado chachi y espero que os haya caído bien mi querido Julius. También quería disculparme por posts mal hechos, malas preguntas, brevedad y las prisas, pero entre cosa y otra me ha resultado un poco difícil atender a todas las entrevistas por igual y todo ha sido un poco un caos. Lo siento, de verdad.

En fin, comunicaros por último que según vuestra participación el bueno de Tumblrman ha intervenido para sumaros de uno a dos puntos (ninguno si no os habéis pasado...) en las pruebas privadas. Creímos que, ya que contaba lo que habéis roleado en otros sitios, también os fuera útil lo que habéis hecho en las entrevistas.

Y nada, ¡feliz navidad, muchas gracias a todos y suerte en los juegos!