Vestidor del distrito 11.

VESTIDOR DEL DISTRITO 11.
C E N T R O . D E . R E N O V A C I Ó N


Es una sala doble separada por una puerta móvil,
así que sirve para los dos tirbutos del distrito.

Entro en el vestidor mirando a todas partes, no sabía dónde se había metido Aaron pero le echaba de menos, tenía que decirle que no teníamos que matarnos, que era buena idea ser todos chachichulis y vivir felices y contentos. Me quedé perdida, puesto que no teníamos mentor alguno y pensativa acompañada por agentes de paz, me llevaron hasta un vestidor dentro del centro de renovación. Había mucha gente y no me gustaba mucho, pero lo más sorprendente era lo que había dentro de aquel centro, todo era precioso con unos muebles y unos sofás nuevos con pinta de ser bastante cómodos. Fui corriendo hacia uno y salté en él hundiéndome por un momento y posteriormente ascendiendo. Me encantaba ese lugar. Sonreí ampliamente, divertida en parte con aquello y esperando a ver qué me mandaban hacer, ¿Qué se suponía que tenía que hacer ahora?

Salí entonces de mis pensamientos sobresaltándome un momento al ver a una chica muy guapa pero a la vez rara en la puerta. Me levanté del sillón y poniéndome bien mi vestidito fui hacia ella con una sonrisa. -Encantada Adele...y ¿Qué es lo que tienes que hacer? ¿Me vas a poner guapa? -Dije dulcemente mientras tranquilamente la mirada de arriba a abajo. Se notaba que no era como yo aunque era una de las pocas personas que había visto que vestía más normal...casi le había parecido ver mientras andaban a alguna con orejas y cola de gato.

No sabía muy bien que hacer aunque normalmente no era de las que más preparaba las cosas, simplemente me dejaba hacer y escuchaba a los demás lo que tenían que decir. -Oye...en el tren y en más sitios he visto que hay personas que no hablan...me han dicho que son malos pero yo los veo tristoncios...tú también piensas que son malosos? -Le pregunté mientras pensaba en los avox del tren y en cómo habían estado, aún seguían en mí las palabras que me había dicho trevor sobre aquello.

Sonreí a Adele cuando me senté con ella y pensé en lo que dijo, iba a ayudarme a volver a casa, no podía estar más contenta por eso. -Gracias Adele, la verdad es que me gustaría volver a casa pero antes voy a enseñar al capitolio cuál es mi sueño -Dije emocionada por ello, no era en parte consciente aún de que íbamos a una matanza, no a un concurso de jóvenes talentos. No obstante, enseñaría mi vida, mi pasión...todo.

Mi estilista me llamaba mucho la atención, tenía pinta de no ser la típica señora aburrida que se pasaba la vida haciendo su trabajo, como sí tenía pinta el lobo feroz ese de aquel distrito, el que me dio la botella sí... Seguí pendiente de ella aunque me sentía cómoda, si que podía hablar y, por ello, hacer todo lo que una persona normal sabía hacer. Estaba triste por los Avox, ¿Entonces Trevor me había engañado? -Me alegra saber que no son malos, eran muy simpáticos aunque no pudiesen hablar... -Estaba en parte relacionado con nosotros, nadie nos escuchaba aunque hablásemos, Adele parecía la única chica del capitolio que seguramente me escucharía. -Y...siempre has estado trabajando aquí? -Me relajaba mucho hablar con ella. -Sabes qué? Me encanta que me toquen el pelo...a tí no? -Dije fijándome en lo súmamente liso que lo tenía, me encantaba.

Asentí cuando me preguntó que si podía saber mi sueño, en realidad no me importaba ir pregonándolo si conseguía cumplirlo antes de entrar en los juegos, cosa bastante complicada de hacer. -Pues mi sueño es...ser una graaaan cantante -Le dije con una amplia sonrisa. Ese siempre fue el sueño de mi vida aunque ahora me importaban otras muchas cosas más. -Pero creo que si tengo que elegir entre eso o entre que mis hermanos se pongan buenos elijo lo segundo... -Aún no sabía qué les había pasado pero seguía nerviosa cuando pensaba en ellos. El simple hecho de ver a mis hermanos muertos me ponía los pelos de punta y no quería pensarlo...de hecho, no quería pensar que yo fuese una de las que terminase muerta en la arena. -Creo que me da miedo morir -Le dije mirándola de repente con cara triste, acababa de estar pensando un buen rato en algo que no había expresado en algo y tal vez venir de repente con aquello era un poco caótico.

Me sorprendí cuando dijo que de pequeña vivía en un distrito, ¿Y cómo había terminado en el capitolio? Qué chachi! -De qué distrito eras tú? - Mi rostro se veía entre sorprendido e ilusionado, tal vez si yo conseguía sobrevivir podría cumplir mi sueño, venirme aquí y hacer que la gente escuchase mis canciones y se enamorase de ellas y por qué no, de todo lo que expresaban. Asentí con una sonrisa cuando dijo que vendrían a tocarme el pelo en un ratito. -Y tú estarás conmigo? -Le pregunté ilusionada, me había caído bien y seguramente sería una de las pocas que lo haría por allí, la gente te miraba mal y bien a la vez, como si fueses un programa de la tele.

Me quedé mirando a Adele pensativa, ¿En la entrevista tenía que ponerme a cantar? Pero...¿Qué les gustaría a los del capitolio? -Lo haré, les haré ver tooooodo lo que se. Me gusta mucho cantar, en el distrito 11 lo hacemos mucho a veces...pero creo que está prohibido un poco -Comenté pensando en la cantidad de veces que les impedían hacer eso, parecía que no quisiesen que fuésemos felices. El hecho de pensar en mis hermanos me devolvía aquí, fuera de mi mundo de ensueño sin embargo, creo que entre la gente estaba encontrando a varios hermanos nuevos. La abracé con fuerza y le sonreí levemente.

-Siempre me hubiese gustado tener una hermana mayor para que me cogiese cosas en el pelo... -Le confesé observando que cogía un maletín y comenzaba a peinarme. -Pero yo solo tengo dos hermanotes más grandes y fuertes. -Siempre que hablaba de ellos era como si una madre hablase de sus hijos pues mi expresión y tono sonaban bastante orgullosos. Asentí cuando me dijo que era del distrito 1, había oído historias de que rodeaba al capitolio y que tenía un enorme depósito de diamantes, que eran piedras muy bonitas que nosotros no podríamos permitirnos ni dejando de comer un mes. -Y nunca has pensado en volver a casa? Tiene que ser bonito que te vean tus amigos y tus papis... -A decir verdad, si yo estuviese tanto tiempo fuera de casa, echaría mucho de menos a mis hermanos y seguro a algunas amigas del colegio aunque a esas no tanto pues a veces se metían conmigo y no me caían tan bien, si eso es... Pensaba a la vez que esperaba curiosa lo que me estaba haciendo. -Qué pena que no fueses del distrito 11, a lo mejor te dejaban quedarte conmigo tooooodos los días antes de los juegos no chachichosos esos. -Comenté con una sonrisa algo decepcionada por eso.

Me quedé pensando en qué canción poder cantarle, estaba pensando en una que solían cantar en mi distrito que decía que era hora de descansar porque los capitolianos se sonaban los mocos con los dedos de las manos y se cortaban las uñas con los dedos de los pies...o algo así pero pensé en una que me gustaba mucho, por lo que me aclaré la garganta y le empecé a cantar. No era mi favorita pero si solía oírsela mucho cantar a mis hermanos, por lo que decidí también mostrársela a mi "hermana" mayor. Al terminar se me encendieron los colores un poquito y bajé la cabeza mordiéndome el labio y cambiando de tema. -Me quieren mucho, pero uno estaba malito cuando me fui y ahora no se quién se escapará al bosque a por fresas... -Le dije preocupada, estaba claro que no iban a poder hacer nada puesto que una de las pocas personas que cabían por ese lugar era yo y alguna más de mi clase, aunque de nosotras, solo yo me había terminado yendo para conseguir comida.

Observé el peinado que me hizo y la miré sorprendida con ello. -Qué bonito alaaaa! -Dije ilusionada mientras me cogía la trenza con cuidado mirándola pensativa. Asentí cuando empezó a hablar de sus hermanos, seguramente serían más pequeñitos que ella, aunque no tenía por qué, yo cuidaba a los míos. -Qué es feletono? -Le pregunté pensativa, en mi distrito no recordaba tener de esos. Sonreí entonces cuando dijo que estaría conmigo hasta que me fuese a la arena. -Me lo prometes? -Dije mientras estiraba mi dedito pequeño para hacer la promesa, era una de las cosas que nunca perdía como costumbre. -Y ahora qué tendremos que hacer? -Me pregunté pensando en dónde se encontraría Aaron, lo mismo ya le habían vestido guaposo. -Y no tienes hermanas pequeñas? -Le pregunté sin perder nunca esa dulce sonrisa de la cara.

Sonreí a Adele tímidamente mientras me decía aquello, tampoco era para tanto pero me gustaba mucho la música, consideraba que era algo que podía dar fuerzas a cualquiera, quitarlas, hacerte reir y soñar...era algo mejor que mágico. -Tu crees que sí? -Comenté sorprendida mientras jugaba con mis piernas colgando en el sofá. Pero cuando me dijo que haría para que mi hermano se pusiese bueno sonreí, eso era mejor que bueno. -Seguro que está en casita mientras el otro está en el campo, los dos son muy buenos. -Dije asintiendo, ella también era muy buena, desde que me había visto no había hecho otra cosa que ser agradable conmigo.

Arqueé ambas cejas cuando me dijo que servía para hablar con la gente que estaba lejos y cuando me lo señaló, corrí a coger el teléfono descolgando el auricular y escuchando un pitido. -Y y y y ¿Qué tengo que hacer para hablar con mis hermanitos? -Ellos estaban muy muy lejos por lo que debería de funcionar el feletono ese raro. Seguí mirándola y sonreí, me alegraba de tener a alguien como ella a mi lado, seguro que a Aaron también le gustaba mucho tenerla como amiga, era muy simpática y como Aaron también, pues estaríamos todos bien. Me quedé pensativa cuando me dijo que vendrían unas señoras a hacerme cositas mientras ella se iba un momento. La idea no me agradó mucho pero asentí tranquilamente. -Son como tú? -Le pregunté pensativa. Yo me refería a si serían tan buenos como ella pero como creía que todo el mundo entendería lo que pienso, me ahorraba más de la mitad de las cosas. Cuando entonces me dijo que solo tenía hermanos sonreí. -Puedo ser yo tu hermanita pequeñaa? Pooooooorfis -Le puse carita de buena con ojitos para que me dijese que sí, con mis hermanos siempre me funcionaba.

Me quedé mirándola, ¿El número de teléfono de la otra persona? -Y cómo se yo cual es el mío? O... -Caí entonces en la cuenta, a lo mejor era porque había un número determinado de teléfonos por ahí y cada uno tenía un numerito. -¿Hay que tener uno de estos para poder hablar no? -Dije poniendo el auricular en su sitio. Sonreí a Adele cuando me acarició el pelo y asentí cuando dijo que me enseñaría mi vestido. -Para qué voy a llevar el vestido? -Dije pensativa mientras la acompañaba. Me senté en el sofá mientras observaba cada uno de sus movimientos, sobre todo cuando terminó sacando el vestido, por el que me quedé muy sorprendida abriendo la boquita incluso. -Qué bonitooooooo!! ¿Son flores de verdad? -Le pregunté avanzando hacia ella y hacia el vestido para verlo más de cerca. -Nunca antes había visto un vestido tan bonito. -Le dije contenta por ello.

No entendí muy bien cuando comentó que las personas que venían eran un poco chillonas, no podía imaginarme que fuese por su aspecto, sino más bien porque gritaban mucho. -Yo les diré que bajen la voz -Comenté como si fuese la jefa de los que venían ahora. Entonces escuché decir que sí que querría ser mi hermana y, cuando vino hacia mí, la abracé con fuerza de forma cariñosa. -Ainsssss verás cuando se lo cuente a mis hermanitos qué contentos se ponen! -Dije super ilusionada con aquello, son esos los detalles que te hacen seguir con esperanzas el día a día, es aquello todo lo que te hace querer vivir, no cerrar los ojos y sobre todo, luchar por ese nuevo objetivo, estar vivo mañana.

Asentí encantada cuando recordé la parte en la que se veía en la tele cómo mucha gente con trajes muy bonitos iban en unas carrozas negras grandes hasta una plaza redonda y entonces asentí mientras miraba el vestido encantada. -Iré la más guapa de todas las generaciones. -Dije orgullosa con una amplia sonrisa. -Es guapa esa señora, pero me da un poquito de miedo... -Le comenté como si fuese un secreto mientras asentía convencida de aquello.

Me sorprendí de que las personas que venían ahora no le hiciesen caso, ya tenían que ser malos para eso...pero bueno, sabría cómo controlarlos. Me ayudó a quitarme el vestidito y a ponerme el de flores que era bastante cómodo. -Qué bien se está con él, es precioso Adele -Una vez puesto di una vuelta sobre mí misma con el vestido viendo mis zapatitos color rosa palo. -Soy el hada de las flores! -Dije finalmente tras un gran análisis delante del espejo. Ahora solo quedaba que viniesen aquellas personas y empezásemos aquella guerra, la guerra en la que seguramente mi pelo acabaría ganando como no supiesen combatirlo bien.