Vestidor del distrito 02.

por **The Hunger Games** Mar 22 Mayo 2012, 08:37

VESTIDOR DEL DISTRITO 02.
C E N T R O . D E . R E N O V A C I Ó N

Es una sala doble separada por una puerta móvil,
así que sirve para los dos tirbutos del distrito.

por **Cyril Z. Electref** Mar 25 Dic 2012, 03:17

Entré en esa sala fría y moderna donde se suponía que me iban a meter dentro de algún absurdo traje para hacer reír a todo el Capitolio. Esa era la única parte que odiaba de los Juegos, toda la tontería absurda de los vestiditos y tal. Solo esperaba que el traje de mi distrito fuera lo suficientemente bonito y amenazador como para que los patrocinadores se llevaran una buena imágen de mi y no me tomaran como un debilucho.

No había nadie en la estancia, solo un plato lleno de fresas al lado de un sillón. Me senté en él, no sin desvestirme antes, quedándome en calzoncillos, para que mi estilista pudiera ver como me habían quitado todo el pelo y me habían limpiado la piel morena de imperfecciones antes de hacerme pasar al vestidor de mi distrito. Me metí una fresa en la boca mientras esperaba.

por **Adele Taylors** Mar 25 Dic 2012, 03:34

Distrito dos, en este distrito solían ser profesionales, ponían de su parte a la hora de arreglarlos pero también sabía que su actitud podía ser altanera. Entré en la habitación para encontrarme con el chico al que le sonreí de forma tranquila, ya habían hecho tdos los arreglos previos y ahora solo quedaba hablar un poco con él para explicarle como sería todo y arreglarlo para que estuviera perfecto en las carrozas. -Soy Adele, tu estilista, encantada de conocerte Cyril- Me acerqué a él tendiéndole la mano, teníamos trabajo por delante así que en cuanto antes empezáramos mejor sería.

por **Cyril Z. Electref** Mar 25 Dic 2012, 03:52

Le estreché la mano sin mucho interés y dejé que me diera el traje que se suponía que tenía que ponerme. No había venido para hacer amigos, y mucho menos tenía intención de conocer bien a mi estilista. Era una chica totalmente capitolina y su cara me sonaba, pero no pasaba de ahí.

- El placer es mío. - dije, recordando que tenía que ser mínimamente agradable para gustar a la gente, igual un amigo suyo terminaba patrocinándome. Me puse el traje, que era bastante bonito, aunque no transmitía del todo el estilo amenazador que habría querido, y me quedé mirándola. - Me gusta bastante. ¿Tengo que hacer algo más? - le pregunté, pues desconocía totalmente el proceso que debía seguir, solo sabía que tenía que ponerme un traje y punto. ¿Tenía más misterio el asunto? No, por supuesto. Unos pacificadores vinieron a buscarme y me fui con ellos, preparado para ser carne de televisión.

por **Ginevra Urrison** Miér 04 Sep 2013, 09:37

Bajó del tren tapándose los oídos por los gritos de los Capitolinos, se encontraba algo aturdida, ya habían llegado al Capitolio y eso quería decir que estaban más cerca de la arena. Ginevra apretaba su mano en un puño como si estuviera cogiéndole la mano a otra persona, sabía que sonaba ridículo pero pensaba que esa mano era la de su amigo, así al menos conseguía sentirse más aliviada. Enseguida todos los tributos fueron conducidos al centro de renovación.

No se sentía nada cómoda en aquella camilla, mientras limpiaban algunas imperfecciones, no pasó mucho tiempo cuando la mandaron levantarse y ponerse una bata.
Llevaron a los dos tributos del 2 a una habitación donde deberían cambiarse. La sala estaba separada en dos partes, una para la chica y la otra para el chico. Gin se quedó mirando unos segundos lo que era la parte de los chicos, recordándose aún que Nirvanett había estado allí.

Sin pensárselo más entró en su vestidor. Allí encontró a su estilista, Sirina, así era como le habían dicho que se llamaba. La tatuada rubia fue directa en las órdenes sobre el traje, dejando claro que tenía que ir a visitar otros vestidores, no le importó que no estuviera allí así que se limitó en seguir las órdenes, ducharse. Justo cuando salió de la ducha entraron dos personas que dijeron que se iba a encargar de peinarla, no había nada complicado, solo tenían órdenes de cortarle el pelo y de no maquillarla mucho. Ya estaba lista, solo faltaba el traje que aguardaba tapado por una funda en una percha. Cuando hubo sacado la funda vio un traje perfectamente blanco, con flecos dorados en los hombros y un cinturón negro con una hebilla con el símbolo del capitolio.
- Perfecto… ahora somos soldados…- dijo mientras quitaba el traje de la percha. Empezó poniéndose la camisa y agradeció que la corbata fuera falsa, no sabía atar corbatas. Una vez colocado todo y puestas las botas militares entró un hombre con purpurina por toda la cara con un arma de un blanco brillante. No hace falta decir que el hombre le dejó bien claro que el arma no era de verdad.
- Como si alguno de nosotros fuera a liarla en el desfile…- susurró sin que el hombre la escuchara.
Ahora, lista del todo con el arma, tenía más miedo que nunca de salir ante toda esa gente.