Vestidor del distrito 09.

por **The Hunger Games** Mar 22 Mayo 2012, 08:35

VESTIDOR DEL DISTRITO 09.
C E N T R O . D E . R E N O V A C I Ó N

Es una sala doble separada por una puerta móvil,
así que sirve para los dos tirbutos del distrito.

por **Némesis Kyriakov O'Dahm** Mar 25 Dic 2012, 03:06

Había pasado veinticuatro horas encerrada en el tren. A pesar de que era espacioso y me encontraba acompañada de Dylan hubiera preferido hacer alguna que otra parada para correr por tierra firme pero no podía haber sido, sin embargo habíamos estado distaidos con la comida y comentando sobre los otros tributos, sobre quienes nos parecían más duros, quienes más débiles, inventando historias que sin duda les iban a la perfección aunque eran bastante cómicas. Todo para hacer el camino más llevadero.

Tras haber bajado nos habían mandado directos al centro de renovación. Apenas había llegado a colocarme junto a una camilla cuando un grupo de estilistas me rodearon y examinaron. Poco tardaron en deshacerse de mi ropa y decidir que debían arreglar. Se pusieron manos a la obra arreglandome desde los pies hasta el último pelo de mi cabeza. No se cuanto rato estuve allí quieta simplemente se me hizo eterno. No me quisieron decir quien iba a ser el estilista oficial así que con una bata blanca me enviaron al vestidor de mi distrito.

Entré y miré bien para asegurarme de que estaba sola. Una vez que lo confirmé me senté en uno de los sillones agarrando bien la bata rodeando mis piernas. Aquel lugar daba miedo, intimidaba. Era pequeño y frio, no daba ningún tipo de confianza y por si fuera poco estaba sin ropa con una bata. No sabía que hacer así que me quedé encogida esperando a que alguien entrara por la puerta.

por **Jude Kyriakov O'Dahm** Mar 25 Dic 2012, 03:11

La habían mandado al distrito nueve, su hogar, para observar justo a tiempo como su hermana pequeña, Némesis, era elegida como tributo femenino en los Septuagésimo Sextos Juegos del Hambre. Desde el primer momento estuvo convencida de que no podía ser casualidad, era imposible, los Kyriakov tenían pocas teselas en comparación con otras familias y... No, no podía estar pasando. Después de ser arrancada de las manos de un supuesto Eric y de viajar durante horas en un aerodeslizador frío y desconocido desde luego no estaba preparada para aquello. En una esquina de la plaza abarrotada de gente gritaba por su hermana, pero entre el ruido de la gente, que cuchicheaba sobre la mala suerte de todos los que compartían su apellido, nadie la oyó. Y ahí estaba, tan cambiada y tan mayor, afrontando la situación como podía, mientras Jude, impotente, sentía lo mismo que su hermana debió sentir dos años atrás. Una impotencia sin nombre.

Sin poder despedirse, darle su apoyo, confirmarle que estaría cerca, ayudándola en todo lo posible, se derrumbó. Winter la había llevado a su tierra para que observara como se llevaban a su familia al matadero y para demostrarle que no podía hacer nada. ¿Es que su crueldad no tenía límites? Aporreó a los agentes de la paz pero no había servido de nada y ahora, tras ser transportada hasta la gran ciudad con otro aerodeslizador, estaba a punto de encontrarse con ella. Y, sin embargo, no sabía cómo actuar. Jude ya no era Jude, no era tan fuerte ni testaruda, pero desde luego darse cuenta de que su familia no estaba muerta, sino que todavía seguían respirando, le dio un pequeño empujón para seguir luchando y, al menos delante de Némesis, seguir siendo la muchacha convencida y segura de si misma que era antes de marcharse irremediablemente de casa.

Saliendo de su taller de confección, donde se había atrincherado los últimos días, caminó por el pasillo casi temblando. Se paró delante de la puerta del vestidor de los tributos del distrito nueve y respiró hondo. Pero no estaba preparada para lo que se encontró. Una chiquilla idéntica a ella hace veinticuatro meses, asustada pero fuerte a su manera, pero al fin y al cabo preparada para morir. Los maquilladores y el equipo de preparación habían hecho muy bien su trabajo, y ahí se la daban, como un trozo de barro mojado para moldear. Corrió los pocos metros que las separaban y la acurrucó entre sus brazos flacos y esqueléticos.

- Pequeña... - susurró en su oído. Le acarició el pelo con la mano izquierda y hundió su nariz en él, aspirando así el familiar olor de su cabello. No sabía cuanto tiempo se quedaron así, pero de lo que no había duda es de la necesidad que tenían ambas de ese contacto. - Pensaba que te había perdido para siempre. - le dijo con lágrimas en los ojos, confesando uno de sus mayores miedos. Sí, ahora estaba en los Juegos, pero al menos había una posibilidad entre veinticuatro de que sobreviviera. Notó como su propia mano temblaba y frunció el ceño, intentando recordar la fecha del último transplante de sangre. Hacía casi dos días, no recibía sangre nueva desde que la sacaron de la celda. Intentó desterrar ese pensamiento de su cabeza y le dio un beso en la frente a su hermana.

por **Némesis Kyriakov O'Dahm** Mar 25 Dic 2012, 03:34

No creo que me quedara dormida cuando cerré los ojos sin embargo un montón de imagenes de muertes cada cual más violenta me pasó por la cabeza al igual que de las diversas formas que podían haber torturado a Jude. Todo era sangre y dolor. Las imagenes de mi familia en el Distrito 09 también se pasaron por mi mente. Lo mal que estaban. Les habrían dejado tranquilos, que le pasaría a mi padre. Tanto dolor que había sido reprimido por mucho tiempo comenzaba a salir en forma de lágrimas. Solo quería que todo pasara. Si tenía que morir moriría pero si sobrevivía quería poder olvidarme de todo, dejarlo a un lado, irme a la costa a vivir con mi familia de forma independiente y dejar de preocuparme del Capitolio y sus caprichos.

Las lágrimas ya eran como una cascada por mis mejillas cuando alguien entró. No quise mirar quién era, solo quería estar allí quieta durante mucho rato, llorando sola pero para mi sorpresa corrió hacia mi y me abrazó. Fue un abrazo hogareño y caluroso como los que hacía mucho tiempo que no sentía y cuando escuché sus palabras aún aparecieron más lágrimas.

Era Jude indudablemente. Sus brazos me protegieron y como pude me giré para abrazarla con fuerza tanto que sentí algo de dolor pero no me importó. Solo quería estar así durante mucho tiempo _ Jude_ Sollocé aunque en realidad estaba alegre de que estuviera viva _ Menos mal que estas viva... yo... sino..._ Las palabras no me salían pero ella me entendía perfectamente.

por **Jude Kyriakov O'Dahm** Mar 25 Dic 2012, 03:47

Verla llorar le rompió a Jude el corazón en mil pedazos, si es que un corazón roto tantas veces y reparado de manera tan rápida y chapucera podía volver a resquebrajarse. Le limpió las lágrimas que caían por sus mejillas con dos besos, costumbre que tenía antes de que la cambiaran aquellos hijos de puta, y se secó las suyas propias con las mangas de su camisa blanca. Tenerla allí y sentir su calor era una sensación maravillosa y a la vez escalofriante, era como si le hubieran cortado una pierna y luego, por arte de magia, volviera a tenerla, pero sabiendo que al cabo de dos días se la quitarían de nuevo. Afloraba en ella un sentimiento extraño, como si no terminara de creerse la situación que estaba viviendo, como si fuera imposible que su hermanita estuviera a punto de ir a parar al matadero.

- Claro que estoy viva, tontona. - dijo intentando esbozar una sonrisa, fallando bastante en su propósito. Tendría que esforzarse más si quería que Nem se sintiera segura.- Te prometí que lo conseguiría. - le recordó. Era obvio que Némesis sabía de antes que Jude estaba viva, pues en la fiesta del distrito doce que se celebró en honor a la victoria de Nerwen en los Septuagésimo Cuartos y Medio Juegos del Hambre y a la cual estuvieron invitados todos los habitantes de Panem, se anunció que Jude seguía viva, pues el Capitolio había sido muy "generoso", y se suponía que ahora vivía alegremente como estilista en la gran ciudad, aunque fuera de un estatus inferior al ser un experimento, alguien incapaz de ganar los Juegos, una perdedora. Los experimentos habían sido bien recibidos en el Capitolio y la gente se mataba por tener un ávox que hubiera pasado por la Arena. A partir de allí la única aparición pública que la muchacha del distrito nueve había hecho había sido para hablar de los trajes que había diseñado para los Septuagésimo Quintos Juegos del Hambre , los cuales tuvieron mucho éxito, nada más. Como si hubiera desaparecido. Pero no, solo se habían limitado a encerrarla hasta los próximos Juegos, no fuera a creerse que por haber sobrevivido iban a tratarla bien.

Se levantó del sofá donde abrazaba a su hermana y fue a coger el vestido que le correspondía. Vestir al tributo chico había sido más fácil, se había tragado casi un bote entero de anti-depresivos, le había dado el traje, había sonreído levemente y luego había vomitado en el baño. Nada comparado con tener que ser fuerte otra vez. Ese año ninguno de los estilistas comunes había podido trabajar del todo, o al menos ella, alguien había hecho su trabajo en silencio y Jude tenía que encargarse de que esos trajes que le mandaban estuvieran en su sitio. Fin. No habría podido diseñar nada, así que, en el fondo, era una buena elección por parte de los Vigilantes el no dejarle hacer nada. Espera, vigilantes... Una decisión tomada por Eric ¿No? Él organizaba todo eso. De repente se le ocurrió la única idea que podía salvar a su hermana, pero se la guardó para ella mientras le tendía el traje.

- Tu también lo conseguirás, estoy segura. - susurró, seria, intentando recobrar la compostura y ser para su hermana un modelo a seguir, alguien maduro y que podía estar en calma en situaciones límite. Puro teatro. La ayudó a ponerse el traje, que tenía un aire a las tribus indias antiguas, y le dio un retoque hábil al recogido de su pelo para que quedara perfecto, como ponía en la imagen que le habían mandadoy que plasmaba el resultado esperado. - Estaré contigo en todo momento hasta que entres en la Arena, ¿vale? - le aseguró. - Estás preciosa.- concluyó. Una descarga eléctrica fue directa a su muñeca. Nem tenía que irse, el desfile empezaría en poco rato. La miró de lejos y asintió, mostrándole así que tenía que irse. Dos pacificadores vinieron a buscarla y tras ella marchó Jude, aunque con dirección a su taller.

por **Beau A. Sedgwick** Miér 04 Sep 2013, 12:38

Beau quería llorar. Su experiencia con los tributos del distrito 06 no había sido mala, pero ahora se enfrentaría a unos habitantes mucho más pobres. No estaba seguro si podría superarlo. Menos mal que las chachas se encargaban de dejarles decentes antes de que Beau les pusiese el traje, porque si se presentasen delante de él como entes zarrapastrosos probablemente sufriría algún tipo de derrame.

Entraron a la sala un joven y una china. Beau frunció el ceño. ¿Había asiáticos en los distritos? Sabía de la presencia de negros, pero no de asiáticos. —¡Hola! Soy Beau, vuestro estilista. Así que tú eres Ayden… — Señaló al joven con el dedo índice, pensativo. — Y tú eres la del nombre raro. Te llamaré “china” a partir de ahora. No se me dan bien los nombres asiáticos. — Su boca se curvó en una amplia sonrisa.

Beau suspiró, cansado de tener que repetir el mismo rollo que antes, y señaló con un gesto los diseños que tenía preparados y que estaban expuestos en unos maniquíes. — Aquí tenéis vuestros preciosísimos trajes. Están hechos de materiales muy frágiles, así que cuidado al ponéroslos si queréis salir vivos de esta sala. — Advirtió a los niños. Seguro que alguno destrozaba las hojas de trigo con sus patas de centauro. — Sí necesitáis ayuda para cualquier cosa en esta etapa de los Juegos, decidme. Estaréis radiantes en las carrozas, pero tenéis que aseguraros de mostrar bien vuestro traje o no luciréis. — Explicó mientras movía las manos con gestos rápidos y afeminados. — Y ya está. Hala, a vestirse que no tengo todo el día. — Dijo con una amplísima sonrisa. Era su primer año como estilista y esta parte de relacionarse con los tributos no era su favorita.

DISTRITO O9

CHICA:

CHICO:

por **Ayden Scintillate** Vie 06 Sep 2013, 04:11

Ayden Scintillate sufrió en todo el periodo de preparación para las carrozas, pero en ningún momento se quejó. De vez en cuando miraba de reojo a Xiang para ver cómo se comportaba, o si gritaba cuando le quitaba los pelos del sobaco. Le pusieron un millón de cremas y le arreglaron zonas que ni siquiera sabía que tenía. Cuando salió, todo hay que decirlo, estaba mucho más guapo. Tenía la piel tersa, sin impurezas. Casi le habían borrado las pecas. Su cuerpo, depilado por completo. Sus ojos parecían brillar más que de costumbre. ¿Ojeras? ¿Qué era aquello? Estaba increíblemente guapo.

En la siguiente sala a la que pasaron se encontraron con un estilista muy extravagante. No dejaba de hacer gestos raros y hablaba como una cotorra, en contraste con el silencio y el estatismo de Ayden, que estaba plantado en el suelo sin mover un músculo. No dijo nada mientras Beau soltó el discurso. Posteriormente cogió el traje y se apartó detrás de un biombo para ponérselo. En el silencio de aquella sala, notaba el fuerte latido de su corazón, nervioso por el acto que iba a vivir ahora. Cuando salió, se miró a un espejo y se sorprendió de lo guapo que estaba. Iba vestido con un traje que estaba parcialmente hecho de paja, pero era simplemente perfecto. Ayden esbozó una sonrisa. —Muchas gracias, Beau. — Se limitó a decir, y tras inclinarse en una ligerísima reverencia, se dio media vuelta y se acercó a los ascensores que le llevarían al Círculo de la Ciudad.